El reciente atentado terrorista en Nueva Orleans, perpetrado por Shamsud-Din Jabbar, un veterano del Ejército estadounidense, ha puesto de manifiesto la amenaza persistente que representa el Estado Islámico (EI) en Estados Unidos. A pesar de la desarticulación del califato territorial en Siria e Irak en 2019, el EI sigue siendo un actor relevante en el panorama del terrorismo global, como lo evidencian los acontecimientos recientes.
La amenaza del terrorismo en un contexto global
Las comunidades de inteligencia y antiterrorismo han advertido sobre el riesgo de ataques organizados y de «lobos solitarios» inspirados por el EI. Jabbar, según el FBI, actuó solo y fue «100% inspirado por el EI», lo que refleja la creciente preocupación por la radicalización de individuos en el país. Este atentado se produce en un contexto de tensión internacional, especialmente tras el inicio del conflicto en Gaza y Líbano, que ha elevado el riesgo de radicalización y movilización de extremistas en Estados Unidos.
El director del FBI, Christopher Wray, había señalado previamente que el riesgo de violencia ya era elevado antes del 7 de octubre de 2023, pero que desde entonces se había intensificado. La guerra en Oriente Medio ha creado un nuevo nivel de amenaza para la seguridad nacional estadounidense, con llamados a la violencia por parte de diversas organizaciones terroristas que buscan aprovechar la situación actual.
La evolución del EI, especialmente tras la caída del califato, ha llevado a la organización a adaptarse y expandirse, ganando terreno en África subsahariana y en Asia Central. La preocupación por el EI del Gran Jorasán (EI-J) ha aumentado, ya que sus líderes han comenzado a implementar estrategias a largo plazo y a reformar su propaganda para atraer a nuevos seguidores.
Además, la radicalización de individuos con antecedentes militares es un fenómeno que merece atención. Aunque la mayoría de los miembros de las fuerzas armadas no adoptan ideologías extremistas, los datos indican que la radicalización está aumentando entre los veteranos. Un análisis reciente reveló que el 80% de los casos de extremismo entre militares en activo o veteranos se alinean con ideologías de extrema derecha, mientras que un 20% se asocia con yihadistas.
La capacidad del EI para generar propaganda y facilitar la radicalización es una preocupación constante para las autoridades estadounidenses. Desde 2014, más de 250 individuos han sido imputados en Estados Unidos por actividades relacionadas con el EI, la mayoría de ellos ciudadanos estadounidenses o residentes permanentes. Este fenómeno pone de relieve la necesidad de una respuesta efectiva y coordinada ante la amenaza del terrorismo, que sigue evolucionando en un mundo cada vez más interconectado.
