Inoxtag, el influyente francés cuyo nombre real es Inès Benazzouz, ha logrado establecerse como una figura prominente en la competitiva industria de los creadores de contenido digital. Con apenas 22 años, este joven ha transformado su carrera desde sus humildes comienzos como streamer de videojuegos hasta convertirse en un líder de opinión, atrayendo a millones de seguidores a través de su autenticidad y propuestas inovadoras.
Originario de Levallois-Perret, cerca de París, Inoxtag comenzó a filmarse jugando a Minecraft a la edad de 11 años. Desde entonces, su crecimiento ha sido meteórico: ha creado un equipo de eSports, firmado un contrato con Webedia, y actualmente cuenta con casi 9 millones de suscriptores en su canal de YouTube. Su éxito no solo se mide en números, sino también en la conexión cercana que mantiene con su audiencia, un aspecto crucial en el marketing de influencia, según Soraya Khireddine, experta en contenido digital.
El atractivo de Inoxtag radica en su capacidad para diversificar su contenido. Ha pasado de ser un simple gamer a realizar proyectos espectaculares, como nadar con tiburones o sobrevivir en una isla desierta. Esta estrategia le ha permitido captar la atención de un público más amplio y explorar nuevas plataformas como Instagram y Twitch. Sus vídeos de viaje, por ejemplo, han sido especialmente bien recibidos por los espectadores más jóvenes.
Uno de los hitos más recientes en su carrera es el documental Kaizen, el cual narra su viaje de aprendizaje en montañismo. Tras una intensa preparación de un año, Inoxtag logró captar la atención del público, acumulando 11 millones de visualizaciones en solo 24 horas y 40 millones en dos meses. Este éxito no solo se ha traducido en números, sino también en un mensaje sobre la importancia de desconectarse de las pantallas y explorar el mundo natural.
El impacto de Inoxtag va más allá del entretenimiento; ha comenzado a abordar temas sociales y ambientales, convirtiéndose en una voz influyente para la juventud. Su filosofía de vida, que promueve el deporte y el tiempo en familia, ha resonado en muchos de sus seguidores, incluso entre aquellos que inicialmente tenían prejuicios sobre la relevancia de su contenido. Las marcas están tomando nota de su creciente influencia, viendo en él una oportunidad para conectar con un público joven y diverso.
La historia de Inoxtag es un ejemplo de cómo la autenticidad y la innovación pueden transformar a un creador de contenido en un referente cultural, capaz de influir en la forma en que las nuevas generaciones perciben su entorno y sus propias aspiraciones. Su meta, según sus propias palabras, es ser recordado cuando deje el mundo digital, un objetivo que refleja su deseo de trascender más allá de la mera fama en redes sociales.