En los últimos años, ha surgido una tendencia creciente hacia el turismo silencioso, que abarca desde playas donde se prohíbe hablar hasta guías que indican los lugares más tranquilos de una ciudad. Este fenómeno responde a una necesidad cada vez más palpable en la sociedad contemporánea: el deseo de escapar del ruido cotidiano y buscar momentos de paz y reflexión.
La temporada festiva para muchos implica reuniones familiares ruidosas, fiestas de oficina alocadas y celebraciones de Año Nuevo explosivas. Esto puede llevar a un anhelo por un poco de tranquilidad, y afortunadamente, la industria del turismo ha comenzado a prestar atención a esta necesidad.
Escapadas a la serenidad
En Italia, por ejemplo, el Eremito se encuentra en un bosque profundo, dentro de una reserva de la UNESCO de 3,000 hectáreas en la región de Umbría. Este histórico eremitorio se ha concebido como un refugio contemporáneo para el viajero solitario. Aquí, la desconexión digital es inevitable, ya que no hay internet, señal de teléfono ni televisión. Las habitaciones austeras recuerdan a las celdas de los monjes que alguna vez habitaron este lugar, con camas de hierro y asientos de piedra. Las cenas se disfrutan en silencio, acompañadas únicamente de cantos gregorianos, y la gastronomía está inspirada en recetas monásticas, ofreciendo una experiencia que invita a la introspección y la conexión con lo esencial.
En la capital sueca, Estocolmo, se ha creado una «guía del silencio» que dirige a los visitantes a áreas y lugares que combinan calidad sonora, silencio y experiencias en la naturaleza. Esta guía incluye 19 parques, entre los que se encuentran 11 áreas naturales con 65 senderos para caminar. En el corazón de la ciudad se ubica Sinnenas Trädgård, un oasis verde que ofrece experiencias sensoriales calmantes como los aromas de flores, el murmullo del agua y el crujir de la grava bajo los pies.
Por otro lado, la Costa Turquesa de Turquía se ha posicionado como una alternativa más tranquila a la Riviera Francesa. En este contexto, el resort D Maris Bay ofrece un refugio sereno, flanqueado por bosques de pinos y olivares, donde se encuentra la playa «Silence Beach», destinada exclusivamente para adultos y donde se prohíben la música y los ruidos fuertes, permitiendo así disfrutar de la belleza del entorno natural sin distracciones.
En Inglaterra, la iniciativa «Silent Walks» ha sido establecida por un grupo de entusiastas del senderismo que buscan disfrutar de la compañía sin la necesidad de charlar constantemente. Esta práctica les permite conectar con sus propios pensamientos, contemplar la naturaleza o simplemente relajarse. Aunque es fácil realizar estas caminatas en solitario, la organización subraya que caminar en grupo es más seguro y puede mitigar la sensación de soledad, ofreciendo además la oportunidad de interactuar socialmente después de la experiencia.
Este interés por el turismo silencioso refleja un cambio de paradigma en la manera de disfrutar del ocio y la recreación, una búsqueda de la conexión con uno mismo y con el entorno que se alinea con enfoques de vida más sostenibles y reflexivos, muy en sintonía con ciertos modelos de organización social que priorizan el bienestar colectivo sobre el ruido del consumismo.