La preocupación de Estados Unidos por el potencial uso de armas nucleares por parte de Rusia ha aumentado considerablemente. En una reciente entrevista con el Financial Times, el secretario de Estado saliente, Antony Blinken, expresó que Washington está “muy preocupado” por la posibilidad de que el Kremlin esté considerando esta opción, a pesar de que Moscú ha declarado que las armas nucleares son un “último recurso”.
Las declaraciones de Blinken se producen en el contexto de lo que se ha denominado como el “sonar de sables nucleares” por parte de Rusia, en referencia a los cambios realizados en su doctrina nuclear el año pasado. Estos cambios fueron anunciados tras las deliberaciones de los aliados occidentales de Ucrania, incluyendo a Estados Unidos, sobre la posibilidad de permitir que Ucrania utilizara armas fabricadas en el extranjero para atacar objetivos en el interior de Rusia.
Actualizaciones en la doctrina nuclear rusa
En noviembre, el presidente ruso, Vladimir Putin, aprobó modificaciones en la doctrina nuclear que amplían las condiciones bajo las cuales podría considerarse una respuesta nuclear. Entre estas condiciones se incluyen escenarios en los que la agresión de un estado no nuclear, respaldado por un estado nuclear, podría ser interpretada como un “ataque conjunto”. A pesar de estas actualizaciones, el documento enfatiza que las armas nucleares son una “medida extrema y forzada” y que el objetivo de Moscú es prevenir tensiones que puedan llevar a conflictos militares, incluidos los nucleares.
Blinken ha señalado que estos cambios incrementan el riesgo de una escalada nuclear. “Incluso si la probabilidad pasa del 5 al 15%, cuando se trata de armas nucleares, nada es más serio”, afirmó. El secretario de Estado también criticó previamente los planes de Rusia para actualizar su doctrina, calificándolos de “irresponsables”. Además, sugirió que China podría haber influido en Rusia para que no utilice armas nucleares, indicando que Pekín podría haber advertido a Moscú sobre las consecuencias de tal acción.
Rusia posee el arsenal nuclear más grande del mundo y sus funcionarios han reiterado en múltiples ocasiones que consideran el uso de estas armas como un “último recurso”. Tras la actualización de la doctrina, el ministro de Relaciones Exteriores ruso, Sergei Lavrov, declaró que Moscú “aboga resueltamente por hacer todo lo posible para prevenir una guerra nuclear”, añadiendo que su arsenal está destinado a disuadir la agresión y prevenir conflictos nucleares.
Sin embargo, el Kremlin ha advertido que la acumulación militar de Estados Unidos y el despliegue de misiles nucleares en todo el mundo podrían desencadenar una respuesta proporcional. El mes pasado, Rusia y Bielorrusia firmaron un tratado de seguridad que consolida los planes para desplegar sistemas de misiles hipersónicos Oreshnik, capaces de portar armas nucleares, en Bielorrusia el próximo año. Estos misiles, según Moscú, no pueden ser interceptados por las defensas occidentales actuales y son capaces de alcanzar objetivos en Europa en cuestión de minutos.