Meta elimina su programa de verificación de datos en un giro hacia la libertad de expresión
Meta, la empresa matriz de Facebook, ha anunciado la decisión de poner fin a su programa de verificación de datos, una medida que ha generado un amplio debate en torno a la moderación de contenidos en las redes sociales. Esta decisión llega en un contexto político cambiante en Estados Unidos, donde Mark Zuckerberg, fundador de la plataforma, busca acercarse al nuevo presidente electo, Donald Trump, y a un Congreso controlado por el Partido Republicano. Desde su implementación en 2016, el programa de verificación de datos había estado destinado a combatir la desinformación, pero ahora Meta ha decidido sustituirlo por un sistema que delega en los usuarios la responsabilidad de calificar la información publicada.
La decisión de Meta se produce tras la reciente incorporación de Joel Kaplan, exasesor de George W. Bush y aliado cercano de Trump, como nuevo jefe de asuntos globales. Zuckerberg ha justificado esta medida alegando que la verificación profesional ha estado marcada por sesgos y que, en su opinión, se ha llegado a un punto en el que se han cometido demasiados errores bajo un enfoque de moderación que él considera excesivo. En este sentido, el CEO de Meta ha declarado que el objetivo es restaurar la libertad de expresión en las plataformas, un cambio que también se alinea con la postura adoptada por Elon Musk en Twitter, donde se ha reducido la moderación de contenido tras su adquisición.
La eliminación del programa de verificación de datos, que había sido un pilar en la lucha contra la desinformación, plantea interrogantes sobre la capacidad de las plataformas para gestionar contenidos sensibles. Meta ha anunciado que se centrará en aquellas infracciones que se consideren de alta gravedad, como el terrorismo o la explotación sexual infantil, mientras que la información política quedará sujeta a la intervención de los usuarios. Esta transición abre la puerta a un nuevo modelo de interacción en las plataformas sociales, donde se espera que el debate y la expresión de opiniones se vean potenciados, aunque también aumenta el riesgo de que se difunda desinformación sin la supervisión adecuada. Las reacciones a esta medida han sido polarizadas, con defensores de la libertad de expresión que apoyan el cambio y críticos que advierten sobre las posibles consecuencias de desregular la moderación de contenidos.
