En los recientes Globos de Oro, varias actrices que habían salido del foco mediático han vuelto a hacerse notar, destacando la importancia de las mujeres mayores de 40 años en la industria del cine. Demi Moore y Zoe Saldaña fueron galardonadas por sus interpretaciones en The Substance y Emilia Pérez, respectivamente, películas que centran a mujeres en una etapa de su vida a menudo desestimada por Hollywood.
Durante la ceremonia, ambas actrices compartieron sus experiencias sobre la incertidumbre que sintieron respecto a sus carreras. Moore, de 62 años, reveló en su emotivo discurso de aceptación que había considerado retirarse de la industria. “Pensé hace unos años que tal vez esto era todo”, comentó tras recibir el premio a la Mejor Actuación Femenina en una Película Musical o de Comedia. “Quizás he hecho lo que se suponía que debía hacer”. Esta reflexión se enmarca en un contexto en el que las mujeres mayores son a menudo descartadas en favor de nuevas caras.
La actriz recordó un comentario de hace tres décadas, cuando un productor la calificó de actriz «de palomitas», una etiqueta que la hizo sentir que no merecía reconocimiento en su trabajo, a pesar de su éxito comercial. “Compré esa idea y la creí”, afirmó. Este tipo de situaciones no son aisladas en la industria, donde la misoginia y el ageísmo son recurrentes.
Saldaña, por su parte, también expresó haber contemplado un cambio de rumbo profesional. “Hay un momento en el que piensas en planes B”, dijo, refiriéndose a su consideración de dejar la actuación para llevar una vida más tranquila. Pamela Anderson, nominada por su papel en The Last Showgirl, compartió su propia historia sobre alejarse de Hollywood para reconectar con su esencia, asistiendo a la gala sin maquillaje y sin la ayuda de un equipo de estilistas.
Este resurgimiento de actrices que habían estado en la sombra se da en un contexto donde las conversaciones sobre género y edad en Hollywood han cobrado un nuevo impulso tras los movimientos #MeToo y #TimesUp. Claire Sisco King, profesora asociada de estudios de comunicación, destacó cómo estas mujeres están abordando abiertamente las expectativas de la industria respecto a la belleza y el envejecimiento.
La industria cinematográfica ha tenido ejemplos previos de la lucha contra la invisibilidad de las actrices mayores, como se puede ver en Sunset Boulevard, una película emblemática que retrata la vida de una estrella del cine mudo en decadencia. Gloria Swanson, quien interpretó a Norma Desmond, tenía 51 años cuando se estrenó la película, subrayando que las historias sobre mujeres en la cima de su carrera no son nuevas, pero a menudo son ignoradas.
Las actrices actuales, como Nicole Kidman, han comenzado a romper con estos estereotipos. Kidman, quien fue reconocida por su labor en Big Little Lies, enfatizó en su discurso de aceptación cómo las mujeres han demostrado ser poderosas y viables más allá de los 40 años, algo que hace dos décadas no era habitual. “Hemos demostrado que somos potentes y poderosas”, dijo, refiriéndose a sus colegas y a la nueva narrativa que están creando juntas.
El regreso de Moore y Anderson se debe, en parte, a la llegada de directoras y guionistas femeninas que están dispuestas a contar historias que reflejen la vida de las mujeres mayores. Moore atribuyó su éxito reciente a la confianza de la directora Coralie Fargeat, quien le ofreció un papel en un guion innovador que llegó a su vida en un momento de incertidumbre. Asimismo, Saldaña destacó la importancia de los cineastas que apuestan por ellas, lo que les permite seguir creciendo como artistas.
La representación de mujeres de mediana edad y mayores en la pantalla está cambiando, con un creciente número de directoras, productoras y escritoras que buscan contar estas historias auténticas y complejas. Vicki Larson, autora de Not Too Old for That: How Women Are Changing the Story of Aging, subrayó que estas figuras están desafiando los estereotipos tradicionales, presentando a mujeres que no son solo abuelas o personajes secundarios.
El mensaje de sentirse visto y reconocido, como expresa el personaje de Anderson en The Last Showgirl, resuena con muchas mujeres que han sentido su valor desvanecerse en una industria que tiende a favorecer la juventud. En última instancia, los recientes logros de estas actrices son un testimonio de su resiliencia y un llamado a la industria para que reconozca y celebre el poder de las mujeres en todas las etapas de su vida.