La extinción de la megafauna en Australia, que incluye a gigantescos marsupiales que habitaron el continente hace entre 60,000 y 45,000 años, ha sido objeto de un intenso debate entre investigadores. Un reciente estudio publicado en la revista Science ha desafiado la idea de que la dependencia de ciertas plantas llevó a algunas especies a ser vulnerables a los cambios climáticos. En particular, los canguros de cara corta, que representaban la mayoría de la megafauna extinta, mostraron una dieta más amplia de lo que se pensaba, comparable a la de muchas especies de canguros de cara larga que han sobrevivido hasta la actualidad.
Según el estudio, las dietas variadas de los canguros de cara corta los habrían hecho bien adaptados a la última glaciación en Australia, lo que pone en duda las teorías que atribuyen su extinción a una escasez de alimento. Esta investigación sugiere que la adaptabilidad en la alimentación fue clave para la supervivencia de estas especies durante periodos de cambio ambiental significativo.
La megafauna australiana
El término megafauna se refiere a todas las especies que existieron en el Pleistoceno australiano (hace 2.6 millones a 12,000 años) y que no han sobrevivido hasta nuestros días. Un factor común entre estas especies es su gran tamaño corporal y su extinción. Hacia hace 40,000 años, el 90% de las grandes especies en Australia habían desaparecido, incluyendo aves gigantes, marsupiales del tamaño de un rinoceronte como el Diprotodon, y leones marsupiales.
Las teorías sobre las causas de esta extinción han variado. Algunos investigadores sostienen que el cambio climático asociado a la última glaciación fue el principal responsable, mientras que otros argumentan que la llegada de los humanos, directa o indirectamente, contribuyó a su desaparición. Una tercera teoría considera que una combinación de estos factores fue la causa.
Más de la mitad de la megafauna marsupial extinta eran canguros, siendo los sthenurinos (canguros de cara corta) los más representativos. Las especies de canguros de cara larga (macropódidos), que coexistieron con los sthenurinos, han logrado sobrevivir en la actualidad en diversas partes de Australia.
Los sthenurinos, además de tener una cara más corta, contaban con brazos más largos y una estructura corporal más robusta que sus primos de cara larga. Su morfología les permitía triturar plantas con mayor eficacia, lo que llevó a los paleontólogos a clasificarlos como herbívoros especializados en el consumo de hojas de arbustos y otras plantas. De acuerdo con la hipótesis anterior, un cambio climático que redujera la disponibilidad de estas plantas podría haber llevado a la extinción de los canguros de cara corta, mientras que los canguros de cara larga, que se alimentan principalmente de hierba, habrían podido sobrevivir.
Para investigar esta hipótesis, los científicos utilizaron un método conocido como análisis de textura de micro desgaste dental. Este procedimiento permite observar las marcas microscópicas que quedan en los dientes de los animales al masticar, lo que varía según la naturaleza del alimento consumido. A través de escaneos en un microscopio de alta precisión, se obtuvo un modelo 3D de una pequeña área de la superficie dental, permitiendo un análisis detallado de la textura.
Los hallazgos revelaron que en el Pleistoceno, había una alta diversidad de alimentación mixta entre los canguros en Naracoorte, donde se encontraron fósiles. Tanto los canguros de cara corta como los de cara larga presentaban dietas similares, lo que contradice la noción de que todos los canguros de cara corta fueron empujados a la extinción por una dieta restringida.
Algunos canguros, como el wallaby de pantano y tres especies de canguros de cara corta, eran más especializados en su dieta, lo que sugiere que no todos los canguros fueron afectados por los mismos cambios climáticos. Esto coincide con evidencia reciente que indica que los cambios climáticos en el hemisferio sur fueron menos drásticos que en el hemisferio norte durante los períodos glaciares.
Este estudio no solo ilumina la historia de la megafauna australiana, sino que también ofrece una perspectiva sobre cómo las adaptaciones pueden influir en la supervivencia de las especies en entornos cambiantes. La investigación continúa, y cada nueva pieza del rompecabezas acerca de la extinción de la megafauna ayuda a entender mejor la ecología de estas especies extintas y su interacción con los cambios ambientales y la llegada de los humanos.