Un amplio movimiento de protesta se está gestando en Alemania, donde casi 50 asociaciones empresariales, que representan a unos 20 millones de trabajadores, han anunciado su intención de participar en una huelga general programada para el 29 de enero. Esta acción busca manifestar su descontento con las políticas económicas del gobierno federal, liderado por el canciller Olaf Scholz.
Las principales organizaciones que se suman a esta movilización incluyen la Asociación de Empresarios Familiares, el grupo de la industria metalúrgica Gesamtmetall, la Asociación Alemana de Hoteles y Restaurantes, así como la Asociación de Comercio Mayorista y Comercio Exterior. También se han unido varias empresas del sector de la moda, lo que indica un amplio descontento en diversos sectores económicos.
Críticas a las políticas gubernamentales
Los líderes empresariales han expresado críticas contundentes hacia el gabinete de Scholz. Stefan Wolf, presidente de Gesamtmetall, ha declarado que «en la política, no todos han entendido cuán dramática es la situación», subrayando que el gobierno no está captando la gravedad de la crisis que enfrentan las industrias. Según Wolf, las empresas se sienten «forzadas a arrodillarse» debido a las «condiciones marco erróneas» impuestas por el gobierno.
Dirk Jandura, presidente de la Asociación Alemana de Comercio Exterior, ha coincidido en que el país se encuentra en medio de una recesión prolongada, afirmando que «estamos en el tercer año de la crisis, sin signos de mejora». La sobreregulación, según Jandura, continúa sin cesar, lo que agrava la situación económica.
Marie-Christine Ostermann, líder de la Asociación de Empresarios Familiares, ha pedido un cambio fundamental en las políticas económicas del gobierno. Ha enfatizado la necesidad de un «cambio económico» y ha instado a que las elecciones federales de 2025 se consideren un «referéndum» sobre qué partidos y políticas pueden proporcionar el alivio que las empresas requieren urgentemente.
Las demandas de las asociaciones empresariales incluyen la reducción de impuestos, la detención del aumento de las contribuciones a la seguridad social y una disminución de las regulaciones y leyes que, según ellos, están sofocando el crecimiento. Este llamado a la acción se produce en un contexto de grave desaceleración económica, donde se ha reportado una contracción del PIB alemán del 0,2% en 2024, tras una caída del 0,3% en 2023, según datos de la oficina federal de estadísticas, Destatis.
La crisis ha sido exacerbada por la caída de la producción manufacturera y el aumento de los costos energéticos, resultado de la transición del gas ruso a gas natural licuado (GNL) más costoso proveniente de Estados Unidos. Este panorama económico se complica aún más con la proximidad de las elecciones parlamentarias anticipadas programadas para el 23 de febrero, lo que añade una capa adicional de presión sobre el gobierno y las empresas.
