El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, ha anunciado su intención de declarar una emergencia nacional energética tras su ceremonia de investidura, programada para el 20 de enero de 2025. Esta medida, según fuentes de su equipo, tiene como objetivo reducir los costos energéticos, un aspecto clave en la política de la administración entrante.
De acuerdo con un funcionario de la Casa Blanca, esta declaración «desbloqueará una variedad de diferentes autoridades» para aumentar la producción de recursos naturales. Aunque no se han proporcionado detalles específicos sobre las autoridades que se utilizarán, la promesa de Trump es reducir a la mitad los costos energéticos en su primer año de mandato.
La relevancia de Alaska y la estrategia energética
Trump también firmará una orden ejecutiva que permitirá una mayor producción energética en Alaska, subrayando su importancia por su ubicación geoestratégica. El funcionario destacó que Alaska es un punto crucial para la seguridad nacional, ya que se podría exportar gas natural licuado (LNG) a otras partes de Estados Unidos y a aliados en la región de Asia-Pacífico.
Estados Unidos ha mantenido el liderazgo como el mayor productor de petróleo crudo a nivel mundial, superando a países como Arabia Saudita y Rusia. Sin embargo, los directores ejecutivos de empresas como Exxon y Chevron han señalado que los niveles de producción de petróleo y gas dependen de las condiciones del mercado y no variarán significativamente por el cambio en la administración.
El CEO de Chevron, Mike Wirth, expresó que aunque hay un potencial de crecimiento, este no será al ritmo que se ha visto en años anteriores, especialmente a medida que los nuevos yacimientos de esquisto comienzan a madurar. Por su parte, el CEO de Exxon, Darren Woods, argumentó que la producción de esquisto en EE. UU. no ha enfrentado «restricciones externas» bajo la administración de Biden.
Woods también hizo referencia a que existen áreas en el Golfo de México que aún no han sido abiertas debido a la falta de permisos federales, indicando que la administración Biden había planeado la menor cantidad de ventas de arrendamientos de petróleo y gas en la historia para un programa de cinco años que se extiende hasta 2029. Aumentar la cantidad de ventas de arrendamientos podría abrir potencialmente nuevas fuentes de suministro a largo plazo.
Existen varios estatutos de emergencia que Trump podría invocar para incrementar el suministro de gasolina y electricidad, según Glenn Schwartz, director de políticas energéticas en la consultora Rapidan Energy. Dicha legislación permite al presidente una amplia discreción para actuar según lo considere necesario, especialmente en áreas relacionadas con la seguridad nacional.
Schwartz también indicó que, aunque Trump podría expandir sus poderes de emergencia de maneras sin precedentes, no está claro que las cortes intervengan para detener estas acciones, dado que suelen ser reacias a cuestionar determinaciones presidenciales en torno a la seguridad nacional.
Sin embargo, los expertos coinciden en que hay poco que el presidente pueda hacer para forzar un aumento en la producción de petróleo y gas. «Puedes llevar un caballo al agua, pero no puedes hacerlo beber», comentó Schwartz, sugiriendo que aunque Trump pueda proporcionar todos los recursos necesarios para perforar, no hay evidencia de que pueda obligar a las empresas a extraer esos recursos.
