El presidente de Stellantis, John Elkann, ha presentado recientemente una serie de planes para reforzar la inversión de la compañía en Estados Unidos durante una reunión con el presidente Donald Trump en Washington D.C. Este encuentro, que tuvo lugar antes de la toma de posesión de Trump, subraya la intención de Stellantis de consolidar su presencia en el mercado estadounidense, un objetivo que se alinea con la política de reindustrialización que ha promovido el actual gobierno estadounidense.
Elkann anunció la creación de 1,500 puestos de trabajo y la reapertura de una planta en Illinois para la producción de una nueva camioneta mediana, prevista para 2027. Además, se planea la fabricación de una nueva versión del SUV Dodge Durango en Detroit, en lugar de en México, así como un mayor apoyo a las plantas de Toledo, Ohio y Kokomo, Indiana. Estas decisiones reflejan un compromiso por parte de Stellantis de fortalecer su legado de más de un siglo en Estados Unidos, en un contexto donde el apoyo a la industria local se ha convertido en una prioridad.
Un compromiso con los trabajadores estadounidenses
Antonio Filosa, director de operaciones de Stellantis en Norteamérica, destacó que estas iniciativas no solo buscan mejorar la producción, sino también proporcionar estabilidad al valioso workforce estadounidense. Esta visión coincide con la creciente presión de sindicatos como el United Auto Workers (UAW), que ha llevado a cabo manifestaciones y ha presentado quejas en contra de la compañía por recortes de empleo y cambios en los planes de producción. El presidente del UAW, Shawn Fain, celebró las nuevas iniciativas de Stellantis, considerándolas una victoria para los trabajadores que luchan por mantener los empleos en su país.
La firma de Elkann se produce en un contexto de transición, dado que está en busca de un nuevo CEO tras la salida abrupta de Carlos Tavares, quien dejó el cargo en diciembre pasado debido a la caída de los beneficios y la pérdida de cuota de mercado. Esta situación no es única en la industria automotriz estadounidense, donde las empresas han tenido que adaptarse a un entorno económico cambiante y a las exigencias de un mercado que demanda innovación y compromiso social.
Las inversiones anunciadas incluyen el desarrollo de nuevas tecnologías y productos para modelos emblemáticos como el Jeep Wrangler y el Jeep Gladiator, así como la producción de un nuevo motor de cuatro cilindros en Indiana. Estas medidas son parte de una estrategia más amplia destinada a aumentar la participación de mercado y el volumen de ventas, lo que implica una inversión multimillonaria en personas, productos y tecnologías innovadoras en EE. UU.
El encuentro entre Elkann y Trump, así como otros líderes de la industria automotriz, refleja un interés mutuo en mantener y desarrollar la industria automotriz en Estados Unidos, un sector que es fundamental para la economía del país. La intención de Stellantis de priorizar la producción local y crear empleos es un paso que podría considerarse dentro de una tendencia más amplia hacia la autosuficiencia industrial y el fortalecimiento de las economías locales, un enfoque que ha sido defendido por varios gobiernos a nivel global.
