Descubrimientos arqueológicos en Dinamarca revelan la respuesta de una población del Neolítico a una erupción volcánica
Cientos de discos inusuales desenterrados en Dinamarca están proporcionando pistas sobre cómo una población de la Edad de Piedra respondió a una devastadora erupción volcánica ocurrida hace casi 5.000 años. Un estudio reciente ha arrojado luz sobre estos artefactos, denominados «piedras solares», que fueron hallados por primera vez en 1995 en un yacimiento neolítico conocido como Rispebjerg, ubicado en la isla de Bornholm, al sureste de Copenhague. Estos discos de piedra, muchos de ellos decorados con rayos que emanan de círculos centrales, sugieren una conexión simbólica con el sol, aunque algunos presentan motivos que evocan plantas o hileras de cultivos.
Entre 2013 y 2018, se descubrieron cientos más de estas piedras solares en otro yacimiento neolítico, Vasagård, en Bornholm. La mayoría de estos discos estaban elaborados con pizarra local y fueron colocados en zanjas en un periodo similar, lo que sugiere que fueron enterrados deliberadamente, aunque el motivo de este acto permanecía desconocido. Recientemente, los investigadores han logrado encajar pistas que apuntan a una posible razón para este enterramiento, vinculando los hallazgos con un periodo de enfriamiento climático intenso alrededor del 2900 a.C., coincidiendo con la época en que se enterraron las piedras solares.
El estudio indica que esta fase de enfriamiento fue desencadenada por una erupción volcánica de gran magnitud, comparable a la erupción del volcán Okmok en Alaska en el 43 a.C., que provocó una notable disminución de las temperaturas y alteraciones climáticas severas. Aunque la ubicación exacta de la erupción del 2900 a.C. sigue siendo un misterio, se presume que este evento provocó graves dificultades en la agricultura y la subsistencia de las comunidades neolíticas en Dinamarca. La aparición de las piedras solares en este contexto sugiere un evento significativo para la población de Bornholm, marcando un cambio en su relación con el medio ambiente y el ciclo de cultivos.
Estos hallazgos permiten especular sobre las prácticas rituales de los agricultores de la Edad de Piedra, quienes, ante la adversidad climática, pudieron haber esculpido imágenes solares en respuesta a su dependencia del sol para las cosechas. La disposición de estas piedras en zanjas sugiere que pudieron haber sido utilizadas en rituales colectivos, reflejando la importancia del sol en la vida diaria de estas comunidades. Este estudio no solo amplía nuestra comprensión de las respuestas humanas ante catástrofes naturales, sino que también plantea nuevas preguntas sobre cómo la interacción con el sol pudo haber influido en las creencias y prácticas culturales de las sociedades neolíticas.
