La UE aumenta su dependencia del gas natural licuado tras cortar lazos con Rusia

In Internacional
enero 24, 2025

La dependencia de la Unión Europea (UE) del gas natural licuado (GNL) ha aumentado de manera significativa tras la decisión del bloque de dejar de adquirir gas por tubería de Rusia. Alfred Stern, CEO de la compañía energética austriaca OMV, ha señalado esta tendencia en una reciente entrevista con el diario austriaco Der Standard, durante el Foro Económico Mundial en Davos, Suiza.

“Por primera vez en más de 60 años, ya no tenemos contratos de gas ruso; las fuentes alternativas de suministro de gas se han vuelto importantes… Europa se ha vuelto mucho más dependiente de los suministros de GNL”, afirmó Stern. Este cambio en la política energética de la UE responde a la escalada del conflicto en Ucrania y a la interrupción del suministro ruso, lo que ha llevado a los países europeos a buscar nuevas fuentes de energía.

La transición energética y sus desafíos

Stern también advirtió que, dado que el 80% de la energía mundial proviene actualmente de combustibles fósiles, reemplazar esta dependencia de manera inmediata es “imposible”. La transición hacia fuentes de energía más sostenibles requiere una inversión considerable en innovación y tecnología. En este contexto, la UE se enfrenta a un desafío monumental para diversificar sus fuentes de energía y reducir su huella de carbono.

A pesar de la disminución de los contratos de gas ruso, los datos indican que Rusia se ha convertido en el segundo mayor proveedor de GNL para la UE, solo por detrás de Estados Unidos. Durante las primeras dos semanas de 2024, los Estados miembros de la UE importaron 837,300 toneladas métricas de GNL ruso, alcanzando cifras récord. Esto sugiere que, a pesar de las sanciones y la retórica política, las realidades del mercado energético son complejas y a menudo contradictorias.

En este sentido, Stern destacó que un posible aumento en la producción de petróleo y gas por parte de Estados Unidos podría ser “beneficioso” para la UE. La eliminación de restricciones en las terminales de licuefacción de GNL en EE. UU. podría facilitar un mayor suministro de combustible a largo plazo, lo que ofrecería oportunidades para el mercado energético europeo.

Desde la escalada del conflicto en Ucrania y el sabotaje de los gasoductos Nord Stream, la UE ha tomado medidas para reducir su dependencia de los combustibles fósiles rusos. Aunque muchos países miembros han dejado de importar gas ruso por tubería, varios continúan comprando GNL ruso, que ha sido solo parcialmente afectado por las sanciones. En junio, la UE implementó sanciones que prohibieron operaciones de recarga y transferencias de buque a buque, así como transferencias de buque a tierra con el propósito de reexportar a terceros países.

Austria, que hasta hace poco obtenía dos tercios de su gas de Rusia a través de Ucrania, enfrenta un dilema significativo. OMV tenía un contrato de suministro a largo plazo con Moscú hasta 2040, y Stern advirtió que abandonar el gas ruso sería imposible sin consecuencias graves para la economía y la seguridad energética del país. A partir del 1 de enero, Ucrania detuvo el tránsito de gas natural ruso a través de su territorio hacia la UE, lo que ha complicado aún más la situación para países como Austria, Italia y Eslovaquia.

La pérdida del gas ruso podría costar a la UE más de un billón de euros a largo plazo, según Kirill Dmitriev, director ejecutivo del Fondo de Inversión Directa de Rusia. Este panorama resalta la complejidad de la transición energética en Europa y la necesidad de una estrategia clara y efectiva para garantizar la seguridad energética del continente en un contexto geopolítico cada vez más volátil.

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