El consumo de pollo en Estados Unidos se ha duplicado desde 1980, superando al de la carne de res en 2010. Sin embargo, casi tres cuartas partes de los costos de producción en la industria avícola están relacionados con la alimentación de las aves. En este contexto, los residuos de grano de la industria cervecera, conocidos como «spent brewers’ grain» (BSG), presentan una oportunidad significativa para la agricultura animal, con aproximadamente 36,4 millones de toneladas producidas anualmente como desecho.
Aunque el BSG se utiliza con frecuencia como alimento para ganado y cerdos, las aves de corral no pueden digerir eficientemente ingredientes ricos en fibra. Un estudio realizado por investigadores de Cornell, titulado «Efectos intestinales del extracto de grano de cerveza en ovo», se ha centrado en cómo optimizar este subproducto como un ingrediente dietético sostenible que ofrezca beneficios nutricionales y para la salud intestinal de los pollos de engorde.
Investigación sobre el extracto de grano de cerveza
Los investigadores se centraron en la fracción soluble en agua del grano de cerveza, creando un extracto que elimina las proteínas y la fibra dietética del grano, que pueden limitar la absorción de nutrientes. Este extracto se utilizó para analizar los efectos en el desarrollo intestinal, la función y las poblaciones microbianas de los pollos de engorde.
El autor principal, Elad Tako, profesor asociado en el Departamento de Ciencia de los Alimentos de la Universidad de Cornell, y su equipo encontraron que el extracto mejoraba el desarrollo del intestino delgado y disminuía la presencia de bacterias potencialmente dañinas como E. coli y Clostridium. Esto es especialmente relevante, dado que la industria avícola debe mantener las bacterias dañinas fuera de la carne mientras reduce la dependencia de los antibióticos.
El estudio reveló que se podían detectar hierro y zinc en las muestras de tejido intestinal tras el tratamiento, ambos esenciales para el crecimiento. Con un mercado global de piensos para aves de corral proyectado en 238,9 mil millones de dólares para finales de 2025, la industria del alimento para pollos de engorde podría beneficiarse de un ingrediente nutricionalmente ventajoso y más asequible, ya que proviene de un flujo de desechos.
El extracto utilizado provino de Harpoon Brewery en Boston. Mediante un método denominado «administración intraamniótica», que consiste en inyectar una sustancia directamente en el saco amniótico de los huevos, los investigadores alimentaron a 36 embriones de pollo Cornish Cross a través del líquido amniótico para determinar los efectos precisos sobre la salud intestinal. Posteriormente, se incubaron los huevos y se examinaron los tractos intestinales de los embriones.
La colaboración con el Cornell High Energy Synchrotron Source (CHESS) permitió a los investigadores utilizar imágenes de rayos X de sincrotrón para estudiar la distribución de minerales en los tejidos. Esta técnica podría convertirse en un método poderoso para medir el estado mineral en muestras biológicas.
Según Melissa Huang, coautora del estudio, los resultados demuestran beneficios que justifican estudios a largo plazo con aves adultas u otros animales. El próximo estudio del equipo se centrará en el uso de pomace de uva, un subproducto sólido del proceso de vinificación, que también se cree que tiene propiedades antiinflamatorias.
Desde el brote de gripe aviar en 2022, más de 82 millones de aves, alrededor del 22% del ganado avícola estadounidense, han sido sacrificadas. Aunque esto afecta más a las gallinas ponedoras que a los pollos de engorde, todos los avicultores están enfocados en la prevención y priorizan la salud del ganado. En este sentido, la industria avícola busca continuamente optimizar la crianza de sus aves, y la creciente demanda de pollo impulsa la exploración de productos reciclados para incorporarlos en una economía circular que minimice el desperdicio.
