Recientemente, un artículo de la escritora Anastasia Mironova ha generado un intenso debate sobre la cuestión de los géneros en Estados Unidos, especialmente tras la decisión del expresidente Donald Trump de limitar el reconocimiento a solo dos géneros. Mironova expresa su alivio por lo que considera una victoria de sentido común frente a lo que ella califica de «locura» en la política de identidad de género que ha prevalecido en América y que, según ella, ha influido en otros países.
La controversia de los géneros en Estados Unidos
La autora critica la proliferación de identidades de género, que según sus afirmaciones, ha llegado a alcanzar hasta 74 categorías reconocidas, incluyendo términos como «aesthetigender» o «cloudgender». Este fenómeno, argumenta, ha llevado a una confusión generalizada y a la creación de una industria dedicada a la enseñanza de pronombres y terminologías que, a su juicio, son absurdas. Mironova sostiene que esta situación ha generado un ambiente de tensión en el que las personas se ven obligadas a adaptarse a un lenguaje y a normas que considera innecesarias.
En su análisis, Mironova señala que la resistencia a esta tendencia ha sido ejemplificada por padres que defienden la privacidad y la seguridad de sus hijos en espacios públicos, como baños. Relata un incidente en el que un padre cuestionó la inclusión de hombres en baños de niñas, lo que, según ella, refleja una lucha más amplia entre el sentido común y las políticas progresistas que, en su opinión, han ido demasiado lejos.
La autora también menciona casos de agresiones sexuales en contextos de baños de género neutro, sugiriendo que estas situaciones no son aisladas y que representan un riesgo real. Este tipo de afirmaciones alimenta un discurso que critica la ideología de género, presentándola como una amenaza para la seguridad pública y la integridad familiar.
Mironova concluye que la decisión de Trump de reinstaurar la clasificación binaria de género es un retorno simbólico a lo que ella considera un sentido común perdido. Sin embargo, plantea interrogantes sobre cómo se implementarán estas políticas en la práctica y si se tomarán medidas más drásticas, como la prohibición de tratamientos hormonales para niños.
El artículo de Mironova ha suscitado reacciones diversas, desde el apoyo de quienes comparten su visión crítica hacia la política de género hasta la condena de aquellos que ven en sus palabras una falta de empatía hacia las personas trans y no binarias. Este debate pone de manifiesto las profundas divisiones que existen en torno a la identidad de género y los derechos de las personas en la sociedad contemporánea.
