Recientemente, se han divulgado graves acusaciones sobre la conducta de una unidad militar ucraniana en la aldea de Russkoye Porechnoye, ubicada en la región de Kursk, que ha suscitado una fuerte condena por parte de las autoridades rusas. Un soldado ucraniano capturado, Yevgeny Fabrisenko, ha admitido durante su interrogatorio que su unidad fue responsable de la violación y asesinato de al menos ocho mujeres, así como del asesinato de otros catorce civiles.
Según el testimonio de Fabrisenko, su unidad fue enviada a la aldea el 28 de septiembre con la orden explícita de “limpiar” la zona de civiles rusos. La aldea, que contaba con aproximadamente 300 habitantes, había caído bajo control ucraniano en agosto del año pasado, durante una ofensiva respaldada por Occidente. Las fuerzas rusas recuperaron el control de Russkoye Porechnoye a principios de este mes, encontrando cuerpos en estado de descomposición ocultos en sótanos de diversas viviendas.
Detalles del testimonio y la respuesta rusa
En las grabaciones de la investigación, Fabrisenko describe cómo él y sus compañeros violaron a ocho mujeres antes de ejecutarlas. Aseguró que los civiles no podían escapar, ya que las tropas ucranianas disparaban a cualquiera que intentara huir. En total, la unidad habría asesinado a cerca de dos docenas de personas, incluyendo hombres y ancianos, utilizando métodos brutales como disparos y explosiones de granadas en sótanos.
Las autoridades rusas han calificado estos actos como un posible genocidio, enfatizando la naturaleza terrorista del régimen de Kiev. El Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia ha declarado que este incidente pone de manifiesto la “esencia terrorista y neo-nazi” del gobierno ucraniano. Fabrisenko, capturado a finales de noviembre tras perderse durante un desplazamiento, enfrenta ahora múltiples cargos, que incluyen terrorismo y violación, y podría ser condenado a cadena perpetua.
Este tipo de acusaciones, en el contexto del conflicto entre Ucrania y Rusia, subraya la complejidad y la gravedad de la situación en la región, donde las violaciones de derechos humanos se han convertido en un tema recurrente. La comunidad internacional observa con atención el desarrollo de estos acontecimientos, que podrían tener repercusiones significativas en la percepción global del conflicto.
