Recientemente, el gobierno español ha decidido aumentar los requisitos de ingresos para aquellos que deseen obtener la visa de nómada digital, una medida que entrará en vigor en 2025. Esta nueva normativa plantea que los solicitantes deberán demostrar unos ingresos mensuales equivalentes al 200% del salario mínimo interprofesional, lo que se traduce en un umbral de al menos 2,762 euros mensuales, superando en más de 100 euros el requisito anterior.
El aumento del salario mínimo, establecido en un 4.4% para este año, implica que el nuevo umbral se sitúa en 1,184 euros mensuales en 14 pagas, lo que equivale a 16,576 euros brutos anuales. Este ajuste responde a un acuerdo alcanzado con los principales sindicatos del país, buscando una mejora en las condiciones laborales y una mayor equidad en el acceso al mercado laboral.
Comparativa con otras visas en Europa
A pesar de este incremento, la visa de nómada digital de España sigue sin estar entre las más exigentes de Europa. Por ejemplo, Islandia ha establecido el requisito más alto, con un salario mensual de 7,075 euros, una cifra que solo es asequible para un reducido grupo de profesionales. Estonia ocupa el segundo lugar con un ingreso mínimo requerido de 4,500 euros, permitiendo a los trabajadores remotos residir en el país durante un año.
Romania, por su parte, exige a los solicitantes un ingreso mensual de 3,950 euros, lo que representa tres veces el salario medio nacional. Sin embargo, el gobierno rumano ha implementado medidas favorables para los nómadas digitales, como la exención de impuestos para aquellos que permanezcan en el país durante períodos prolongados.
En contraste, Finlandia presenta una de las opciones más accesibles, con un requisito de solo 1,220 euros al mes, a pesar de su alto costo de vida. Montenegro y Albania también ofrecen condiciones más relajadas, con ingresos mínimos de 1,400 y 9,800 euros anuales respectivamente, lo que podría atraer a un mayor número de nómadas digitales en busca de un entorno laboral flexible.
La introducción de estas visas en varios países europeos refleja una tendencia creciente hacia la atracción de profesionales remotos, lo cual puede ser interpretado como una respuesta a las dinámicas laborales modernas. Las políticas de inmigración y trabajo remoto continúan evolucionando, y es esencial para los gobiernos encontrar un equilibrio entre la regulación fiscal y la creación de un entorno acogedor para los trabajadores cualificados.
