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Activistas desafían la censura china mediante redes sociales

In Sin categoría
febrero 06, 2025

Un reciente estudio de la Universidad Northeastern ha puesto de manifiesto cómo los periodistas activistas que residen fuera del régimen censor de China están utilizando las redes sociales para desafiar la narrativa del régimen autoritario de Pekín. Chunyan Wu, profesora asistente de estudios de comunicación en la sede londinense de la universidad, ha liderado una investigación centrada en el análisis de los tuits del movimiento conocido como «The Great Translation Movement». Este grupo, que combina el periodismo con la defensa de los derechos humanos, busca exponer la realidad de la situación interna de China a una audiencia global.

El estudio revela que esta iniciativa internacional, que cuenta con más de 235,000 seguidores, surge como respuesta al control estricto que ejerce el presidente Xi Jinping y el Partido Comunista Chino sobre Internet y los medios de comunicación en el país. Según Wu, «el clima político actual en China se ha vuelto cada vez más restrictivo». Las restricciones gubernamentales han limitado la libertad de expresión en las plataformas nacionales, creando una cámara de eco que apoya las narrativas oficiales, mientras que los usuarios pro-gobierno reportan activamente opiniones disidentes.

Desafiando la narrativa oficial

Para su investigación, titulada «Curating activist journalism to defy China’s ‘mainstream’ narrative on X (Twitter)», publicada en Critical Discourse Studies, Wu y sus colegas examinaron las publicaciones del movimiento entre marzo y diciembre de 2022. Durante este periodo, los disidentes detrás de la cuenta se centraron en exponer la alineación del gobierno chino con el relato de Rusia en el contexto de la invasión de Ucrania, a pesar de que Pekín insistía en ser un actor neutral en el conflicto.

El documento destaca cómo «The Great Translation Movement» compartió contenido de la televisión estatal china que distorsionaba la realidad, como afirmaciones de que los soldados ucranianos y los manifestantes contra la guerra eran actores pagados por el gobierno de Kiev. Al compartir capturas de pantalla junto con traducciones al inglés, los activistas lograron evidenciar las connotaciones extremistas en la cobertura del conflicto, creando un contraste con las críticas basadas en hechos y la retórica nacionalista cargada de emociones.

Otro enfoque del movimiento ha sido la difusión de artículos de medios de comunicación confiables, como la BBC, que cubrían cuestiones sociales en China, desde violencia de género hasta el impacto de las estrictas restricciones por la COVID-19. Wu señala que estos eventos están ampliamente censurados en las plataformas nacionales, y los activistas han elaborado visuales impactantes que ofrecen descripciones fácticas para dar a conocer estas injusticias en el ámbito internacional.

La investigación concluye que «The Great Translation Movement» ha creado un «espacio público» para abordar temas críticos como el control autoritario, la desinformación y la injusticia social, discusiones que a menudo son censuradas en el ámbito interno. Sus acciones han permitido desafiar las narrativas dominantes en China, amplificar voces marginadas y transformar preocupaciones nacionales en conversaciones visibles a nivel internacional.

No obstante, Wu también advierte sobre las «carencias» de esta iniciativa, señalando que puede ofrecer una representación simplificada del pueblo chino, al equiparar a los usuarios pro-gobierno con toda la población. Esta simplificación corre el riesgo de ignorar la complejidad de la sociedad civil china y de magnificar sentimientos xenófobos, particularmente en un contexto global donde la retórica anti-China se utiliza con fines políticos.

La académica concluye que, si no se abordan estas preocupaciones, «The Great Translation Movement» podría socavar los «objetivos progresistas» que sus activistas dicen representar.

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