El auge del juego en EE.UU.: ¿libertad o peligro social?

In Internacional
febrero 09, 2025

La reciente explosión del sector del juego en Estados Unidos ha suscitado un debate intenso sobre la regulación y los efectos sociales de esta actividad. Según la Asociación Americana de Juegos (AGA), los ingresos brutos del juego comercial han pasado de aproximadamente 30.000 millones de dólares en 2020 a 67.000 millones en 2023, lo que representa un crecimiento del 122% en solo cuatro años. Este aumento ha sido impulsado por la expansión de las apuestas deportivas y el juego en línea, convirtiendo a Estados Unidos en el mayor mercado de juego en línea del mundo.

El auge del juego ha sido celebrado por algunos sectores liberales, que argumentan que la desregulación permite a las personas disfrutar de su libertad individual. Sin embargo, esta perspectiva ignora las implicaciones más profundas de la libertad y la responsabilidad. La noción de «libertad negativa», que se refiere a la ausencia de restricciones, se presenta como un valor supremo, pero a menudo se pasa por alto que la verdadera libertad también implica la capacidad de tomar decisiones informadas y responsables.

La libertad positiva frente a la libertad negativa

La libertad positiva, entendida como la capacidad de actuar de manera efectiva y con propósito, es esencial para el bienestar individual y social. Una persona que se encuentra atrapada en la adicción al juego, por ejemplo, no puede considerarse verdaderamente libre, ya que su capacidad para tomar decisiones se ve comprometida. La promoción del juego sin restricciones puede llevar a un aumento de la adicción y a la desintegración de las estructuras familiares y comunitarias.

Además, la deslegitimación de las voces críticas hacia el juego, a menudo tachadas de «puritanas» o «retrógradas», refleja una tendencia más amplia a desestimar la autoridad moral y ética en la sociedad. Esta estrategia, que busca desacreditar a quienes abogan por una regulación más estricta, puede tener consecuencias graves, ya que socava la discusión racional y el análisis crítico de los efectos del juego en la sociedad.

El uso de términos despectivos para referirse a los opositores del juego, como «controladores» o «fanáticos», no solo es un intento de silenciar la oposición, sino que también revela una falta de compromiso con el diálogo constructivo. En lugar de abordar las preocupaciones legítimas sobre el impacto del juego en la salud mental y el bienestar social, se prefiere atacar a los críticos, lo que limita la posibilidad de encontrar soluciones efectivas y equilibradas.

La expansión del juego en Estados Unidos, impulsada por intereses económicos y la búsqueda de ingresos fiscales, plantea serias preguntas sobre la dirección que está tomando la sociedad. La celebración de la libertad individual no puede ser una excusa para ignorar las consecuencias sociales de las políticas de desregulación. Es fundamental que se establezcan límites y regulaciones que protejan a los individuos y a la sociedad en su conjunto, garantizando que la libertad no se convierta en una trampa que atrape a los más vulnerables.

/ Published posts: 7260

Diario obrero y republicano fundado el 14 de Abril de 2006.