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La reciente evolución de la economía estadounidense ha suscitado inquietudes en el ámbito financiero, especialmente a la luz de un informe de inflación que ha puesto de relieve la persistencia de las presiones inflacionarias. Durante el mes de enero de 2025, el índice de precios al consumidor (IPC) mostró un aumento mensual del 0,5%, elevando la tasa anual de inflación hasta el 3%. Este incremento es solo ligeramente inferior al 3,1% registrado en el mismo mes del año anterior, lo que refleja una tendencia preocupante que podría complicar la política monetaria del país.
El papel de la Reserva Federal ante un contexto inflacionario
Ante estos datos, las expectativas en torno a una posible reducción de las tasas de interés por parte de la Reserva Federal se han visto desalentadas. Los mercados de futuros han cambiado de la anticipación de un recorte en junio a la posibilidad de que no se produzcan movimientos hasta al menos septiembre, con escasas probabilidades de ajustes adicionales antes de finales de 2025.
Bill Adams, economista jefe de Comerica, ha señalado que el informe de inflación de enero refuerza la inclinación de la Reserva Federal de mantener una política restrictiva, a pesar de los esfuerzos previos por reducir las tasas de interés en un punto porcentual en 2024. Jerome Powell, presidente de la Fed, enfatizó recientemente que, aunque se ha logrado un avance significativo, aún queda trabajo por hacer antes de alcanzar el objetivo de inflación del 2%.
Este contexto se ve complicado por las políticas comerciales del actual presidente estadounidense, quien ha implementado aranceles agresivos que podrían elevar aún más los precios y dificultar los esfuerzos de la Reserva Federal para controlar la inflación. James Knightley, economista internacional en ING, ha remarcado que la combinación de un informe de IPC elevado y los riesgos inflacionarios asociados a las tarifas comerciales genera un entorno desafiante para la Fed en su búsqueda de justificación para recortes de tasas en el corto plazo.
A medida que la situación económica se desarrolla, la atención se centra también en el índice de precios de consumo personal (PCE), que es el indicador preferido por la Reserva Federal. Se espera que la Oficina de Análisis Económico publique datos que reflejen una caída en el PCE central hasta el 2,6% para enero, lo que podría ofrecer una perspectiva diferente sobre la presión inflacionaria en comparación con el IPC.