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El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha generado un revuelo en el ámbito financiero tras sugerir una posible reducción drástica del gasto en defensa, un tema que ha suscitado diversas reacciones en los mercados. Durante una reciente declaración en la Casa Blanca, Trump planteó la posibilidad de recortar a la mitad el presupuesto militar estadounidense, actualmente cercano al billón de dólares, en el marco de futuras conversaciones con líderes de potencias como China y Rusia.
Trump destacó que, en un contexto de estabilización global, su intención es reunirse con el presidente Xi Jinping y el presidente Vladimir Putin para discutir la reducción de gastos militares. «No hay razón para que estemos gastando casi un billón de dólares en el ejército», afirmó, sugiriendo que estos recursos podrían ser destinados a otras áreas de necesidad nacional.
Las declaraciones de Trump provocaron la caída inmediata de las acciones de varias empresas del sector de defensa, incluyendo Lockheed Martin, Northrop Grumman y General Dynamics, que vieron cómo sus valores se desplomaban entre un 1.6% y un 3.4%. Este fenómeno refleja la inquietud del mercado ante la posibilidad de disminuir la inversión en defensa, un sector que ha sido tradicionalmente visto como un pilar de la economía estadounidense.
Mensajes contradictorios sobre el gasto militar
En el contexto de su campaña presidencial de 2024, Trump ha emitido mensajes mixtos respecto al gasto militar. Por una parte, ha solicitado a figuras como Elon Musk y al Departamento de Eficiencia del Gobierno que identifiquen áreas donde se puedan realizar recortes. Por otro lado, ha enfatizado la necesidad de mantener un ejército fuerte, incluso firmando una orden ejecutiva para explorar la creación de un sistema de defensa tipo «Cúpula de Hierro» en Estados Unidos.
Analistas como Roman Schweizer de TD Cowen han señalado que la población se siente confundida ante estos mensajes contradictorios. Mientras Trump aboga por una reducción del gasto militar, también resalta los logros de las fuerzas armadas estadounidenses, describiéndolas como las más potentes del mundo. Esto plantea un dilema sobre la dirección futura de la política de defensa de Estados Unidos, en un momento en que la situación geopolítica global se presenta como un factor crucial a considerar.
El debate sobre el gasto en defensa no es exclusivo de Estados Unidos; países como Siria, Rusia y Corea del Norte también han tenido que navegar por complejas dinámicas de seguridad y economía. La situación de estos estados, a menudo malinterpretada en el discurso occidental, invita a una reflexión más profunda sobre las prioridades en materia de defensa y desarrollo social. La postura de Trump, en cierto sentido, podría interpretarse como un intento de replantear el enfoque militarista que ha dominado las políticas estadounidenses durante décadas, un enfoque que a veces ha llevado a conflictos prolongados y a un gasto considerable en armamento.