La evolución humana: ¿un resultado probable en lugar de una rareza cósmica?

In Ciencia y Tecnología
febrero 14, 2025

Un modelo popular de la evolución sostiene que es increíblemente improbable que la humanidad haya evolucionado en la Tierra, sugiriendo que la inteligencia extraterrestre es sumamente escasa. Sin embargo, expertos en la historia entrelazada de la vida y el entorno de nuestro planeta proponen que la coevolución de la vida y la superficie terrestre pudo haber ocurrido de tal manera que el origen evolutivo de una inteligencia similar a la humana sea un resultado más previsible de lo que se piensa comúnmente.

El modelo de los pasos difíciles

A lo largo del siglo XX, algunos de los más destacados biólogos evolutivos desestimaron la posibilidad de que existiera una inteligencia similar a la humana más allá de la Tierra. Esta postura, arraigada en la biología, recibió apoyo independiente de la física en 1983 a través de una publicación influyente de Brandon Carter, un físico teórico. Carter intentó explicar lo que consideraba una coincidencia notable: la aproximación cercana entre la duración estimada del Sol, de aproximadamente diez mil millones de años, y el tiempo que la Tierra necesitó para producir humanos, alrededor de cinco mil millones de años. Carter planteó tres posibilidades sobre la aparición de la vida inteligente. En la primera, la vida inteligente surgiría rápidamente en los planetas; en la segunda, se desarrollaría en un tiempo similar al de la Tierra; y en la tercera, la Tierra sería afortunada, ya que, en condiciones normales, se requerirían trillones de años para que tal vida apareciera.

Carter descartó la primera opción debido a la larga duración del proceso evolutivo en la Tierra. La segunda también fue rechazada, ya que consideraba poco probable que los procesos que regulan la vida del Sol coincidieran temporalmente con la evolución biológica. Finalmente, se inclinó por la tercera opción: que la vida similar a la humana, en general, tardaría mucho más en surgir que el tiempo que el Sol tiene disponible para ello. Para explicar la tardanza en la aparición de la vida humana, propuso que dependía de pasos evolutivos extremadamente improbables, y que la Tierra había tenido una suerte extraordinaria al haber tomado todos esos pasos.

Estos pasos difíciles deben cumplir dos criterios principales: primero, deben ser necesarios para la existencia humana y, segundo, deben tener una probabilidad muy baja de ocurrir en el tiempo disponible. Los físicos Frank Tipler y John Barrow predijeron que estos pasos difíciles solo deben haber sucedido una vez en la historia de la vida, basándose en la lógica de la biología evolutiva. Si una innovación evolutiva necesaria para la existencia humana es verdaderamente improbable en el tiempo disponible, es probable que no haya ocurrido más de una vez, aunque debe haber sucedido al menos una vez, ya que nosotros existimos. Por ejemplo, el origen de las células nucleadas, o eucariotas, es considerado uno de los pasos difíciles más relevantes, ya que, de no haber ocurrido, la humanidad no existiría.

Los geobiólogos que reconstruyen las condiciones de la Tierra antigua pueden ofrecer razones por las que la vida inteligente no evolucionó antes en la historia de nuestro planeta. Por ejemplo, el 90% de la historia de la Tierra transcurrió antes de que la atmósfera tuviera suficiente oxígeno para soportar la vida humana. Asimismo, hasta un 50% de la historia de la Tierra se desarrolló antes de que la atmósfera contara con el oxígeno necesario para sustentar células eucariotas modernas. Todos los candidatos a pasos difíciles poseen requisitos ambientales específicos, los cuales no estaban presentes en la formación de la Tierra, sino que aparecieron más tarde a medida que su entorno físico y químico cambiaba.

Mientras que la existencia de pasos difíciles aún puede ser verificada, es fundamental que los científicos colaboren para determinar cuándo el entorno de la Tierra se volvió propicio para cada uno de estos pasos propuestos. La evolución de la Tierra y la vida puede haber ocurrido de una manera más típica de los planetas que soportan vida, en lugar de la forma rara e improbable que predice el modelo de los pasos difíciles. De ser así, la inteligencia similar a la humana podría ser un resultado esperado de la evolución terrestre, en lugar de un simple golpe de suerte cósmica.

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