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La ceniza de los incendios en Los Ángeles contamina el océano y amenaza la vida marina

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febrero 16, 2025

Los incendios forestales han dejado una huella devastadora en la costa de Los Ángeles, no solo arrasando miles de hogares y negocios, sino también amenazando la salud del ecosistema marino. La reciente evaluación de daños realizada por Tracy Quinn, presidente de la organización ambiental Heal the Bay, ha puesto de manifiesto la gravedad de la situación. En su recorrido por la Pacific Coast Highway, Quinn se encontró con restos de electrodomésticos quemados y una línea de agua oscurecida por las cenizas, lo que evidencia la magnitud de la contaminación que se ha producido.

La combinación de cenizas, residuos peligrosos y desechos urbanos generados por los recientes incendios en la región de Palisades plantea serios riesgos para la vida marina. Los materiales peligrosos, que incluyen pesticidas, asbesto y metales pesados, están siendo arrastrados hacia el océano, lo que genera preocupaciones sobre la seguridad del agua para bañistas y surfistas. Especialmente después de lluvias, cuando los contaminantes son transportados a través de las redes de drenaje y ríos hacia el mar.

Contaminación del agua y sus consecuencias

Los científicos han detectado residuos y cenizas en el agua a más de 160 kilómetros de la costa, lo que indica que el impacto de estos incendios se extiende mucho más allá de la línea de playa. La calidad del agua se ha visto comprometida por las tormentas que han arrastrado contaminantes y basura hacia el océano, lo que ha llevado a las autoridades a tomar medidas preventivas. Se han instalado barreras de concreto y sacos de arena para mitigar el flujo de desechos hacia las playas, y se están realizando pruebas para detectar la presencia de metales pesados y compuestos orgánicos volátiles en las muestras de agua.

Las autoridades sanitarias del condado han informado que las pruebas recientes no han indicado preocupaciones inmediatas para la salud pública, aunque se ha emitido un aviso para que los bañistas eviten el contacto con el agua. Aún así, el riesgo de contaminación a largo plazo persiste, especialmente considerando la posibilidad de que las toxinas ingresen a la cadena alimentaria.

Investigadores como Julie Dinasquet, del Scripps Institution of Oceanography, están tratando de entender cómo las cenizas y los desechos se dispersan en el océano, su profundidad y velocidad de hundimiento, así como su destino final. La preocupación radica en que estos contaminantes, que incluyen metales pesados como el plomo y el arsénico, podrían tener un efecto devastador en la vida marina y, por ende, en la salud de los seres humanos que dependen del mar como fuente de alimento.

La situación se agrava con el cambio climático, que ha intensificado la frecuencia e intensidad de estos incendios. La combinación de desastres naturales y contaminación urbana crea un escenario alarmante que requiere atención y acción inmediata. La gestión de residuos y la protección de los ecosistemas deben ser priorizadas si se desea mitigar el daño y proteger tanto a la fauna marina como a las comunidades costeras.

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