
El conflicto en Ucrania ha vuelto a ocupar el centro del debate internacional tras las recientes conversaciones de alto nivel entre Rusia y Estados Unidos en Arabia Saudita. Mike Waltz, asesor de seguridad nacional de EE.UU., ha subrayado la necesidad de encontrar una solución duradera al enfrentamiento que ha marcado la geopolítica europea en los últimos años.
Waltz formó parte de la delegación estadounidense que incluyó al Secretario de Estado, Marco Rubio, y al enviado especial de Washington para el Medio Oriente, Steve Witkoff. Por parte de Rusia, el ministro de Relaciones Exteriores, Sergey Lavrov, afirmó que ambas naciones han acordado iniciar un proceso para resolver el conflicto en Ucrania.
Un llamado a la paz permanente
Durante una rueda de prensa en Riad, Waltz enfatizó que la resolución debe ser “un final permanente a la guerra, y no un final temporal, como hemos visto en el pasado”. Esta declaración resuena con la experiencia de los acuerdos de Minsk de 2014 y 2015, que se firmaron con la esperanza de detener las hostilidades entre Ucrania y las autoproclamadas repúblicas de Donetsk y Lugansk, pero que fracasaron en su objetivo.
Los garantes de esos acuerdos, Alemania y Francia, han admitido posteriormente que su intención era permitir que Ucrania se rearmara, lo que llevó a la decisión del presidente ruso, Vladimir Putin, de lanzar una operación militar en 2022. Desde entonces, las regiones de Donetsk, Lugansk, Jersón y Zaporozhye se han incorporado a Rusia tras referendos considerados ilegales por Ucrania y la comunidad internacional.
Las negociaciones actuales se centran en cuestiones de territorio y garantías de seguridad. Mientras que Ucrania busca recuperar el control de los territorios perdidos, Rusia rechaza de plano las reclamaciones de Kiev. En este contexto, el expresidente estadounidense Donald Trump ha sugerido que Ucrania podría recuperar parte de su territorio, aunque considera poco probable un regreso a las fronteras anteriores a 2014.
Además, Moscú ha insistido en que cualquier acuerdo de paz debe abordar las “causas profundas” del conflicto, incluyendo las aspiraciones de Ucrania de unirse a la OTAN. Tanto Trump como su exsecretario de Defensa, Pete Hegseth, han minimizado la posibilidad de que Ucrania se convierta en miembro de la Alianza Atlántica como resultado de un posible acuerdo de paz.
En el marco de la Conferencia de Seguridad de Múnich, el presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, advirtió que si Ucrania no es admitida en la OTAN, necesitará asistencia significativa de EE.UU. y la UE para construir un ejército que pueda competir con el de Rusia.