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El veneno para ratas amenaza la supervivencia de los quolls y los demonios de Tasmania en Australia

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febrero 18, 2025

El uso de venenos para controlar plagas no es algo nuevo, pero las consecuencias de su aplicación pueden ser devastadoras para la fauna silvestre. Un reciente estudio publicado en la revista Science of The Total Environment ha revelado que los venenos de segunda generación utilizados para el control de roedores en Australia están causando estragos en la población de marsupiales carnívoros, incluyendo especies amenazadas como los quolls y el diablo de Tasmania.

Históricamente, los seres humanos han empleado venenos para eliminar roedores, pero las ratas y los ratones han desarrollado resistencia a estos productos. Para combatir este problema, los fabricantes han introducido anticoagulantes más potentes, como el bromadiolona, que se utilizan ampliamente en los hogares australianos. Sin embargo, estos venenos no desaparecen una vez que el roedor muere. Animales depredadores que consumen roedores envenenados, como búhos y marsupiales, también sufren consecuencias mortales.

Impacto en la fauna australiana

El estudio, que analizó muestras de hígado de 52 marsupiales carnívoros, encontró que el 50% de los ejemplares presentaban residuos de estos venenos en su organismo, y algunos incluso murieron a causa de ellos. Las especies investigadas, que incluyen los cuatro tipos de quolls y el diablo de Tasmania, son ya vulnerables debido a la presión de depredadores introducidos como zorros y gatos salvajes. La situación se complica aún más con la amenaza adicional de los venenos.

Los resultados revelaron que el 15% de los diablos de Tasmania y hasta el 22% de los quolls occidentales estaban expuestos a niveles de veneno suficientemente altos como para ser mortales. Uno de los hallazgos más alarmantes fue un quoll occidental en los suburbios de Perth que había estado expuesto a tres tipos diferentes de rodenticidas, presentando niveles de brodifacoum por encima de los considerados letales para los mamíferos.

La exposición a estos venenos no solo afecta la tasa de mortalidad directa, sino que también puede debilitar a los animales, haciéndolos más vulnerables a otras amenazas. Un aumento del 2% al 4% en la mortalidad de la población de quolls occidentales podría incrementar el riesgo de extinción en un 75%, lo que demuestra que el veneno por sí solo podría ser suficiente para llevar a estas especies al borde de la desaparición.

A pesar de la creciente evidencia de los efectos devastadores de estos venenos, su uso sigue siendo común en Australia, donde se pueden adquirir fácilmente en tiendas de productos para el hogar. A diferencia de muchos países europeos y norteamericanos, donde estos productos están restringidos o prohibidos para uso doméstico, en Australia la situación permanece sin cambios significativos.

Un grupo de investigadores australianos ha instado a los políticos a tomar medidas para regular el uso de estos venenos, que se encuentran bajo la supervisión de la Autoridad Australiana de Pesticidas y Medicamentos Veterinarios. A la espera de una decisión que se espera para abril, la presión pública y científica sigue creciendo.

En el ámbito doméstico, es posible tomar decisiones que ayuden a mitigar este problema. Se recomienda evitar el uso de venenos de segunda generación que contengan brodifacoum, bromadiolona, difetialona, difenacoum o flocoumafen. En su lugar, se pueden emplear venenos de primera generación o soluciones no químicas para el control de roedores, contribuyendo así a la protección de las especies más amenazadas de Australia.

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