
La reciente invasión de Ucrania por parte del régimen de Vladímir Putin ha desencadenado un cambio significativo en la política de defensa de la Unión Europea (UE). En este contexto, se ha comenzado a hablar de un «big bang» presupuestario que podría incluir la emisión de deuda y la exención de normativas fiscales de la UE. Estas propuestas, según fuentes comunitarias, han sido discutidas en conversaciones privadas por el comisario de Defensa de la UE, Andrius Kubilius. La intención es abordar las nuevas necesidades militares de la Unión ante la creciente amenaza en su frontera oriental.
Hasta ahora, el debate se ha llevado a cabo en un ámbito restringido, con el objetivo de no influir en las elecciones legislativas de Alemania. Sin embargo, se anticipa que en cuestión de semanas, estas propuestas comenzarán a ser debatidas públicamente.
Un aumento significativo en el gasto militar
La invasión ha obligado a los países miembros a abordar una serie de compromisos en materia de defensa que habían sido postergados durante décadas. Según datos de la OTAN, 16 estados miembros de la UE ya cumplen con el objetivo de dedicar el 2% de su PIB a la defensa. Alemania, en particular, ha incrementado su gasto militar de manera notable, superando este umbral y convirtiéndose en el país que más recursos destina a este ámbito.
En total, los presupuestos militares de los estados miembros de la UE alcanzaron en 2024 los 326.000 millones de euros, lo que representa un 1,9% de su PIB y un aumento del 79% desde 2014, año en que comenzó la crisis en Ucrania con la anexión de Crimea por parte de Rusia.
Sin embargo, este aumento en el gasto no garantiza una disuasión efectiva frente a una posible agresión del Kremlin. La falta de un mecanismo de coordinación entre los diferentes países miembros impide que se aprovechen las economías de escala, lo que resulta en ejércitos menos capaces de lo que sugiere el gasto total. La duplicación de sistemas y la falta de interoperabilidad generan costes innecesarios y dificultan los esfuerzos de colaboración, como ha señalado Javi López, vicepresidente del Parlamento Europeo.
Otro desafío importante para la UE es el tamaño limitado de su industria militar. Desde el fin de la Guerra Fría, la producción en las fábricas europeas ha disminuido drásticamente, lo que ha llevado a una dependencia creciente de suministros militares de mercados externos, especialmente de Estados Unidos. Actualmente, se estima que un 60% de los presupuestos comunitarios de adquisiciones de material militar se destina a compras en el extranjero.
El presidente de Francia, Emmanuel Macron, ha advertido que el continente está entrando en una «nueva era». En este contexto, su objetivo es disuadir a Rusia de llevar a cabo nuevas agresiones mediante el fortalecimiento de las capacidades defensivas de la UE. La debilidad ante esta potencia hostil podría comprometer la seguridad de las futuras generaciones de ciudadanos europeos.