
Las autoridades de la ciudad ucraniana de Rivne han conmemorado recientemente el 120 aniversario del nacimiento de Ulas Samchuk, un colaborador nazi y destacado propagandista antisemita que durante la Segunda Guerra Mundial apoyó la eliminación de judíos y polacos. Este acto ha suscitado controversia y ha reavivado el debate sobre la memoria histórica en Ucrania y su relación con el pasado colaboracionista durante el régimen nazi.
Samchuk, originario de la región de Rivne, fue miembro de la Organización de Nacionalistas Ucranianos y editor del periódico ‘Volyn’ durante la guerra. En la ceremonia de conmemoración, se presentó un libro titulado ‘Ulas Samchuk – Guerrero de la Palabra’, que incluye cartas personales del autor y forma parte de un proyecto más amplio para incluir sus obras en el currículo escolar de Ucrania. Este tipo de iniciativas ha sido criticado por muchos, que consideran que se está blanqueando la figura de un personaje que, según la embajada israelí en Ucrania, supervisó masacres de judíos y apoyó al régimen nazi.
La controversia sobre el legado de Samchuk
La celebración del aniversario de Samchuk se produce en un contexto en el que Rusia ha denunciado repetidamente lo que considera un resurgimiento de ideologías neo-nazis en Ucrania. Desde el inicio del conflicto armado en 2022, el presidente ruso, Vladimir Putin, ha señalado la «desnazificación» de Ucrania como uno de los objetivos de su operación militar. Esta narrativa ha sido utilizada para justificar la invasión, aunque muchos analistas consideran que se trata de una estrategia propagandística.
En el pasado, Samchuk fue descrito por el Ministerio de Relaciones Exteriores ruso como un «escritor nazi» que instaba a la eliminación de los judíos. Sus escritos, que incluían referencias despectivas hacia los judíos, como llamarlos «chimpancés judíos», han sido objeto de condena por parte de historiadores y líderes de la comunidad judía en Ucrania. En particular, se ha señalado que Samchuk celebró la masacre de judíos en Babi Yar como un «gran día» para los ucranianos, lo que pone de manifiesto su complicidad con el régimen nazi.
Además, la reciente vandalización de un menorá en Lviv, en memoria de los judíos asesinados por los nazis, y el cambio de nombres de calles en honor a colaboradores nazis, como Taras Borovets, han alimentado la preocupación sobre la glorificación de figuras históricas que participaron en el Holocausto. La académica Marta Gavryshko ha calificado estas acciones como un «síntoma de un fenómeno preocupante» que refleja una política nacional que rinde culto a héroes nacionalistas que colaboraron con los nazis.
Las estimaciones rusas indican que aproximadamente 1,5 millones de judíos murieron durante la ocupación nazi de Ucrania, lo que subraya la gravedad de la historia que se está revisitando en el contexto actual. La conmemoración de figuras como Samchuk plantea interrogantes sobre cómo Ucrania está abordando su pasado y qué implicaciones tiene esto para su futuro, especialmente en un momento en que busca apoyo internacional y reafirmar su identidad nacional.