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La NASA ha generado inquietud recientemente al informar que astrónomos están siguiendo un asteroide masivo que, aunque representa una pequeña posibilidad de colisión, podría impactar la Tierra en los próximos años. El Centro de Estudios de Objetos Cercanos a la Tierra de la agencia espacial ha identificado un objeto, denominado 2024 YR4, que mide entre 40 y 90 metros de ancho y que se está desplazando en una trayectoria que le otorga hasta un 3% de probabilidad de chocar con nuestro planeta el 22 de diciembre de 2032. Aunque este asteroide no es lo suficientemente grande como para amenazar la vida en la Tierra, como ocurrió con el asteroide de seis millas de ancho que causó la extinción de los dinosaurios, su impacto podría acarrear millones de muertes si impactara en una gran ciudad.
Cómo los astrónomos evalúan las amenazas de impacto
Afortunadamente, observaciones adicionales han permitido al equipo de la NASA reducir la probabilidad de que el asteroide 2024 YR4 colisione con la Tierra a un 0,004%, cifra suficientemente baja como para considerarlo como “sin potencial significativo” de impacto. A diario, nuestro planeta es bombardeado por aproximadamente 45 toneladas de rocas espaciales, la gran mayoría de las cuales se queman en la atmósfera. Los objetos que son lo suficientemente grandes como para representar un riesgo real para la humanidad son bastante raros. Desde hace más de 20 años, el Centro de Estudios de Objetos Cercanos a la Tierra monitoriza el espacio exterior en busca de asteroides que puedan intersectar la órbita terrestre y que, de hacerlo, causen destrucción significativa.
Los astrónomos utilizan dos factores clave para clasificar un asteroide en una escala del 0 al 10, que va desde no representar amenaza alguna hasta ser casi garantizado que terminará con la vida en la Tierra tal como la conocemos. La Escala de Peligro de Impacto Torino, presentada en 1999, categoriza los asteroides en función de su número y color. En su punto más alto, el 2024 YR4 alcanzó un nivel 3 en esta escala, lo que indica que merecía atención por parte de los astrónomos, aunque su probabilidad de ser rebajada a nivel 0 tras más observaciones era alta, como ha sido el caso. Los asteroides en la zona amarilla pueden ser lo suficientemente grandes como para causar destrucción sustancial, pero sus probabilidades de colisión son tan bajas que no hay motivo de preocupación alarmante. En niveles superiores, como la zona naranja y roja, la probabilidad de impacto aumenta significativamente, lo que lleva a los científicos a recomendar planes de contingencia en caso de que un objeto de gran tamaño se dirija hacia la Tierra.