El 23 de agosto de 2024, en medio de la celebración del 650 aniversario de Solingen bajo el lema «Festival de la Diversidad», un trágico suceso sacudió la ciudad. Un hombre apuñaló a varias personas, cobrándose la vida de tres e hiriendo a otras ocho. El presunto autor, Issa al H., un refugiado sirio, desató un debate sobre el derecho de asilo y las deportaciones a Siria, país entonces gobernado por el dictador Bashar al-Assad.
Según investigaciones del ZDF, Issa al H. habría tenido vínculos con el Estado Islámico en Siria, a pesar de negarlo en su audiencia de asilo en Alemania. Un informante afirmó que al H. formaba parte de la organización terrorista en Siria y que incluso había realizado un curso de Sharia. El presunto autor creció en Deir ez Zor, una región dominada por el Estado Islámico, lo que habría influido en su radicalización.
El informante describió cómo al H. mostraba interés en ascender en la organización y había sido visto en puestos de control del ISIS. Tras la muerte de un líder local del ISIS, al H. habría sido enviado a Alemania por su familia para protegerlo de represalias.
Vecinos de la vivienda compartida donde residía al H. expresaron su sorpresa y temor, destacando su comportamiento reservado y el hecho de que mostrara vídeos del Estado Islámico en su teléfono. Expertos señalan la importancia de identificar posibles radicales entre los refugiados y mejorar la supervisión en los centros de acogida.
Las autoridades investigan si el atentado en Solingen podría haberse evitado, mientras al H. permanece en prisión preventiva, sin emitir declaración. Se le acusa de los asesinatos y de pertenecer al Estado Islámico.
En conclusión, el caso de Solingen pone de manifiesto la complejidad de la radicalización y la importancia de una vigilancia adecuada para prevenir futuros actos de terrorismo.
Colaboración editorial: Khabat Abbas
