
Eli Lilly, una de las principales compañías farmacéuticas de Estados Unidos, ha anunciado una inversión monumental de al menos 27 mil millones de dólares para la construcción de cuatro nuevas plantas de fabricación en el país. Este movimiento se produce en un contexto donde la demanda de sus inyecciones para la pérdida de peso y la diabetes ha alcanzado cifras récord.
La decisión de Eli Lilly se enmarca dentro de una tendencia más amplia entre las empresas estadounidenses de buscar el apoyo del gobierno, en particular de la administración del expresidente Donald Trump, quien ha enfatizado la necesidad de reindustrializar el país y reducir la dependencia de las cadenas de suministro extranjeras. Esta estrategia ha sido acompañada de la amenaza de tarifas a las empresas que no cumplan con estos objetivos, lo que ha llevado a muchas a reevaluar sus operaciones.
Inversión y contexto económico
El anuncio se realizó en un evento en Washington D.C., con la presencia de varios funcionarios del gobierno de Trump, lo que subraya las implicaciones políticas de la inversión. Howard Lutnick, secretario de Comercio, destacó que esta inversión refleja el compromiso de la administración por fomentar la manufactura en América, agradeciendo a Eli Lilly por alinearse con estas políticas.
Con esta nueva inversión, Eli Lilly eleva su total de inversiones en fabricación en Estados Unidos a más de 50 mil millones de dólares en los últimos años. Esta cifra incluye 23 mil millones de dólares en nuevas plantas y expansiones desde 2020, contribuyendo a aliviar las carencias de suministro de sus medicamentos más populares.
David Ricks, CEO de Eli Lilly, subrayó que esta expansión representa la mayor inversión en la historia de la farmacéutica en el país. La compañía está preparada para el aumento anticipado de la demanda de medicamentos en diversas áreas terapéuticas, más allá de sus actuales tratamientos para la obesidad y la diabetes.
Las nuevas instalaciones no solo se enfocarán en los tratamientos actuales, sino que también se prevé que desarrollen productos para enfermedades como el cáncer y el Alzheimer, reflejando un compromiso a largo plazo con la salud pública y la innovación en el sector farmacéutico.
Sin embargo, Ricks también apuntó a los peligros que representan las versiones más baratas y no aprobadas de sus medicamentos, que han surgido en el mercado durante períodos de escasez. La FDA ha declarado que la escasez de uno de sus principales productos ya ha finalizado, lo que limita la capacidad de las farmacias de compuestos para producir alternativas no autorizadas.
En el marco de este anuncio, Ricks hizo hincapié en la importancia de mantener políticas que protejan los derechos de propiedad intelectual y fomenten un ambiente innovador, elementos que considera esenciales para el futuro de la industria farmacéutica en Estados Unidos.