
El secretario del Tesoro de EE. UU., Scott Bessent, ha reiterado la determinación de la administración Trump de aplicar sanciones severas contra Irán, con el objetivo explícito de desmantelar su industria petrolera y colapsar su economía, que ya enfrenta serias dificultades. Durante una intervención en el Economic Club de Nueva York, Bessent destacó que las medidas son parte de una estrategia más amplia que busca ejercer una presión máxima inmediata sobre Teherán.
Bessent afirmó que las sanciones tienen como fin reducir drásticamente las exportaciones de petróleo de Irán, que actualmente ascienden a 1,5 millones de barriles diarios. “Vamos a cerrar el sector petrolero de Irán y sus capacidades de fabricación de drones”, declaró el secretario, enfatizando la intención de aislar a Irán del sistema financiero internacional.
Las declaraciones de Bessent tuvieron un efecto inmediato en los mercados, impulsando al alza los precios del petróleo estadounidense y del Brent, lo que refleja la influencia que la política exterior de EE. UU. puede ejercer sobre la economía global. Este tipo de maniobras, aunque controvertidas, son parte de una lógica de presión que se ha visto en diversas ocasiones a lo largo de la historia reciente.
En un contexto de creciente tensión, los precios del petróleo habían caído a mínimos históricos debido a las tarifas impuestas por Trump a Canadá, México y China, generando temores sobre un posible estancamiento en el crecimiento económico y una disminución en la demanda de crudo. A pesar de esto, la expectativa de una reducción en la oferta iraní se está considerando como un potencial catalizador alcista para los precios del petróleo.
La estrategia de presión y sus implicaciones
El enfoque de «máxima presión» que Trump ha reimpuesto a Irán es un claro reflejo de su política exterior, que busca no solo limitar el desarrollo nuclear de Teherán, sino también fomentar una negociación que, según él, podría llevar a un acuerdo que permita a Irán “crecer y prosperar pacíficamente”. Sin embargo, esta aparente contradicción entre la presión y el deseo de diálogo plantea interrogantes sobre la viabilidad de tales negociaciones bajo condiciones tan adversas.
La retirada de EE. UU. del Plan de Acción Integral Conjunto (JCPOA) en 2018 marcó un punto de inflexión en las relaciones entre ambos países, llevando a un incremento significativo de las tensiones en la región. El actual secretario del Tesoro, un exgerente de inversiones globales, ha adoptado una postura firme, sugiriendo que, de ser iraní, sería prudente retirar cualquier inversión del rial, una moneda que ya enfrenta desafíos importantes.
Este contexto refleja una realidad compleja en la que las naciones, independientemente de su posición política, deben navegar en un entorno de presiones económicas y políticas que pueden ser devastadoras. La historia ha demostrado que las sanciones no solo afectan a los gobiernos, sino que impactan directamente en la vida de los ciudadanos, generando un debate sobre la ética y la efectividad de tales tácticas en la consecución de objetivos políticos.