Las intensas lluvias provocadas por los restos del ciclón tropical Alfred han azotado la costa este de Australia, causando inundaciones en amplias zonas y dejando a más de 190,000 hogares y negocios sin suministro eléctrico. Este fenómeno meteorológico, que tocó tierra el pasado sábado, ha afectado un tramo costero de 400 kilómetros durante cinco días, resultando en la muerte de una persona tras ser arrastrada por las aguas de un río.
A pesar de que la fuerza del viento y la lluvia ha comenzado a disminuir, las autoridades han emitido advertencias por inundaciones y condiciones climáticas severas en Queensland y Nueva Gales del Sur. En una conferencia de prensa celebrada en Lismore, el primer ministro australiano, Anthony Albanese, subrayó la gravedad de la situación: «Este evento está lejos de haber terminado. Debemos continuar sin ser complacientes».
Inundaciones severas
El sistema meteorológico ha dejado caer hasta 30 centímetros de lluvia en solo 24 horas en algunas áreas de Brisbane, la capital de Queensland. Las imágenes difundidas por los medios locales muestran calles inundadas y vehículos sumergidos en las zonas más afectadas. Los servicios de emergencia han llevado a cabo rescates de 17 personas atrapadas en aguas rápidas en Queensland.
El premier de Queensland, David Crisafulli, alertó sobre la posibilidad de más lluvias intensas: «Las precipitaciones están provocando inundaciones repentinas así como inundaciones fluviales en partes del sureste. Instamos a las personas a mantenerse informadas debido a la perspectiva de más inundaciones durante el día».
Según el pronosticador de la oficina meteorológica Jonathan How, «el patrón del tiempo sigue siendo algo impredecible. Se esperan mayores precipitaciones en las próximas 24 horas». Más de 185,000 hogares y negocios continúan sin electricidad en Queensland, además de otros 10,000 en Nueva Gales del Sur. Las compañías de servicios públicos están utilizando helicópteros para evaluar áreas remotas y determinar el alcance de los daños.
La tormenta ha cobrado al menos una vida: un hombre de 61 años fue arrastrado por las aguas de un río en Nueva Gales del Sur el viernes. Intentó aferrarse a una rama de un árbol antes de desaparecer en las aguas turbulentas, y su cuerpo fue encontrado al día siguiente. En un incidente separado, 13 soldados resultaron heridos cuando dos camiones del ejército volcaron mientras intentaban despejar caminos cerca de Lismore.
A pesar de la gravedad de la situación, las autoridades han levantado casi todas las órdenes de evacuación en el estado, aunque la amenaza de nuevas lluvias y posibles inundaciones sigue latente, lo que mantiene en alerta a la población y a los servicios de emergencia.
