Inquietud volcánica en Alaska: Aumento de la actividad en el Monte Spurr
En las últimas semanas, el volcán Monte Spurr, situado a unos 129 kilómetros al noroeste de Anchorage, ha mostrado signos de creciente inquietud, lo que ha llevado a los expertos a aumentar la posibilidad de una erupción en los próximos meses. El Observatorio de Volcanes de Alaska ha informado que, durante recientes sobrevuelo, se han registrado emisiones de gas volcánico significativamente elevadas, lo que sugiere un aumento en la actividad volcánica.
Los especialistas advierten que es probable que se produzcan incrementos adicionales en la actividad sísmica, así como en las emisiones de gas y el calentamiento de la superficie, antes de que se produzca una erupción, si esta llega a ocurrir. El observatorio ha señalado que estos signos de desasosiego podrían ofrecer días o semanas de advertencia adicional antes de un posible evento eruptivo. Monte Spurr, un volcán cubierto de hielo y nieve que se eleva a 3.374 metros sobre el nivel del mar, es uno de los 53 volcanes de Alaska que han estado activos en los últimos 250 años.
La última erupción conocida del Monte Spurr se produjo hace más de 5.000 años, aunque el ventano de Crater Peak tuvo actividad en 1953 y tres erupciones en 1992. Desde entonces, ha habido periodos de aumento de actividad sísmica, pero sin erupciones adicionales. En octubre pasado, el observatorio elevó el estado de alerta del Monte Spurr de verde a amarillo debido a un aumento notable en la actividad sísmica y a la detección de deformaciones en el terreno a través de datos satelitales. La situación actual sugiere que las erupciones podrían ser similares a las ocurridas en 1953 y 1992, aunque también existe la posibilidad de que no se produzca ninguna erupción y que la actividad disminuya gradualmente.
Las erupciones del Monte Spurr en el pasado han tenido un impacto significativo en la región. En el último siglo, estos eventos han durado entre tres y siete horas, produciendo columnas de ceniza que han alcanzado más de 15.240 metros de altura y causando depósitos de ceniza en comunidades de Alaska. En 1992, la caída de ceniza en Anchorage llevó a las autoridades a recomendar a los residentes que permanecieran en interiores o usaran mascarillas al salir. Además, las erupciones han ocasionado el cierre temporal de aeropuertos en Anchorage y otras localidades, lo que puede resultar problemático en un estado donde muchas comunidades no están conectadas a la red vial principal. El Aeropuerto Internacional Ted Stevens de Anchorage es uno de los centros de carga más transitados del mundo, por lo que cualquier interrupción en su funcionamiento puede tener consecuencias económicas considerables.
