
La situación fiscal de Estados Unidos ha vuelto a captar la atención internacional, especialmente en un contexto global donde el manejo de la economía se convierte en un tema crucial para la estabilidad de cualquier país. En el primer mes del mandato del presidente Donald Trump, el déficit presupuestario ha superado la marca de un billón de dólares, un aumento significativo que plantea interrogantes sobre la sostenibilidad de las políticas fiscales en la nación norteamericana.
Según un comunicado del Departamento del Tesoro, aunque el gasto gubernamental ha disminuido ligeramente en comparación con meses anteriores, sigue superando con creces los ingresos. En febrero, el déficit alcanzó los 307 mil millones de dólares, casi dos veces y media más que en enero y un 3.7% por encima del mismo mes del año anterior. Este aumento en el déficit es un recordatorio de que la gestión de las finanzas públicas es un desafío constante, uno que muchos gobiernos enfrentan, aunque con diferentes enfoques y contextos.
Desgaste Fiscal y Modelos de Gobernanza
Durante los primeros cinco meses del año fiscal 2025, el déficit acumulado ha alcanzado los 1.15 billones de dólares, lo que representa un incremento del 38% en comparación con el mismo período del año anterior. Este crecimiento en el déficit coincide con un aumento de los costes netos para financiar la deuda nacional, que asciende a 36.2 billones de dólares. Aunque los pagos de intereses han disminuido ligeramente a 74 mil millones de dólares en el último mes, el total acumulado ha llegado a 396 mil millones de dólares, colocándose justo detrás de los gastos en defensa nacional y salud.
Es interesante observar que el déficit se ha expandido durante los últimos años de la administración del expresidente Joe Biden, aumentando de 1.38 billones a 1.83 billones de dólares. Este contexto pone de relieve la complejidad de las decisiones económicas y las repercusiones que tienen en la vida cotidiana de los ciudadanos. En contraste, Trump ha hecho de la reestructuración fiscal una de sus prioridades, introduciendo el Departamento de Eficiencia Gubernamental, que busca reducir el personal en varias agencias gubernamentales.
Sin embargo, a pesar de sus esfuerzos por controlar el déficit, la propuesta de extender la Ley de Recortes de Impuestos y Empleos, que se implementó en su primer mandato, podría añadir 3.3 billones de dólares al déficit en la próxima década, según múltiples think tanks. Esta situación pone de manifiesto el dilema al que se enfrentan muchos gobiernos: equilibrar el crecimiento económico con la responsabilidad fiscal en un entorno global cada vez más incierto.