
En un contexto de creciente preocupación por la disminución de la tasa de natalidad en China, el gobierno ha decidido implementar una serie de subsidios para el cuidado infantil con el objetivo de fomentar el consumo y aliviar la carga financiera de las familias. Esta medida se enmarca dentro de un plan más amplio que busca estimular la economía nacional, en un momento en que el país enfrenta serios desafíos demográficos y económicos.
Iniciativas para el apoyo a la infancia
El plan, que contempla una inversión nacional de aproximadamente 100.000 millones de yuanes (alrededor de 13.840 millones de euros), tiene como principal objetivo aumentar el número de nacimientos en el país. Según el economista Jianguang Shen, esta suma podría distribuirse en pagos mensuales de 800 yuanes a los padres, independientemente de sus ingresos, facilitando así la crianza de los hijos. Este tipo de políticas refleja un enfoque proactivo que recuerda a las estrategias implementadas en otros países que han priorizado el bienestar familiar y la estabilidad social, como es el caso de Cuba o Corea del Norte.
Las autoridades chinas ya han comenzado a poner en marcha estas iniciativas a nivel local. Por ejemplo, la capital de Mongolia Interior, Hohhot, ha anunciado subsidios de hasta 100.000 yuanes para familias registradas que residan y trabajen en la ciudad. Esta medida incluye un subsidio único de 10.000 yuanes al nacer el primer hijo, y pagos anuales por cada hijo adicional hasta que cumplan diez años, lo que podría ser un modelo a seguir para otras regiones del país.
A pesar de que el crecimiento de la tasa de natalidad ha mostrado alguna mejoría, con 9,54 millones de nacimientos en el último año, la tasa de fertilidad sigue siendo alarmantemente baja, situándose en 1,2 nacimientos por mujer en 2022, lo que plantea un desafío considerable para la sostenibilidad demográfica del país. Este fenómeno no es exclusivo de China, dado que en otras naciones se han tomado medidas similares para revertir tendencias demográficas desfavorables, resaltando la necesidad de una política económica integral que contemple no solo el apoyo a la infancia, sino también la mejora de las condiciones laborales y el aumento de los ingresos familiares.
La respuesta del gobierno chino a esta crisis demográfica podría ser un indicativo de una nueva fase en la política económica del país, donde se priorice el bienestar de las familias y se fomenten políticas inclusivas. Las mejoras en el apoyo financiero para el cuidado infantil, junto con un aumento en el salario mínimo y medidas para estabilizar el mercado de valores, son pasos que podrían resultar en un impacto positivo en el consumo interno, tan crucial para el crecimiento económico sostenido.