Un nuevo avance en la impresión 3D está revolucionando la manera en que se gestionan los residuos plásticos, transformándolos en productos altamente competitivos para la industria de la construcción. La profesora Veena Sahajwalla, directora fundadora del Centro de Investigación y Tecnología de Materiales Sostenibles (SMaRT) de la UNSW, ha destacado esta innovación durante la Cumbre de Innovación de Schneider Electric en Sídney, Australia.
En un contexto donde la sostenibilidad cobra una importancia creciente, Sahajwalla enfatiza que las empresas deben reorientar su enfoque hacia la rentabilidad. “No se trata de decir que estoy fabricando esto porque es ecológico. Debería ser lo último a considerar. Lo primero tiene que ser la rentabilidad, ¿funciona? ¿Está mostrando el rendimiento adecuado?” afirmó la experta.
Este enfoque ha llevado a SMaRT a desarrollar filamentos plásticos a partir de un 100% de plásticos reciclados, obtenidos de «todo tipo de impresoras antiguas». Estos filamentos se producen en «microfábricas» altamente automatizadas y localizadas, lo que permite la creación de productos personalizados.
Entre los productos ya confeccionados se encuentran «abrazaderas» o bloques utilizados en proyectos de construcción. Sahajwalla sugiere que esta nueva tecnología podría eliminar los retrasos en la obtención de componentes esenciales, mejorando así la eficiencia en los proyectos constructivos.
Revolución del hidrógeno
Por otro lado, los camiones y autobuses autónomos, impulsados por energía limpia basada en hidrógeno, están a punto de incorporarse a las calles, gracias a una tecnología que aún se encuentra en sus primeras etapas. Scott Brown, director general de Pure Hydrogen, informó que su empresa ha desarrollado un camión de basura alimentado por hidrógeno en la ciudad de Adelaida, que emite «cero contaminación por diésel, la cual puede ser perjudicial para la salud».
Brown predice que los precios de las celdas de combustible disminuirán en los próximos 10 a 15 años. Fabricantes como Honda, Toyota y Hyundai ya han adoptado más ingeniería en celdas de combustible, lo que refleja un cambio hacia alternativas más limpias en la industria automotriz.
Las celdas de combustible funcionan utilizando hidrógeno u otros combustibles para producir electricidad limpia. “No hay mucho material involucrado. Parece un PC y se coloca en un camión o autobús”, explicó Brown. Gracias a la producción cada vez más rentable, ha habido una reducción de aproximadamente el 50% en los precios de las celdas de combustible en los últimos tres años.
Se prevé que los precios de las baterías de energía limpia caigan drásticamente en la próxima década, especialmente a medida que las empresas chinas adopten más vehículos impulsados por hidrógeno. Según cifras de analistas surcoreanos, las ventas de vehículos comerciales impulsados por hidrógeno en China superaron las compras a nivel mundial, lo que indica una clara tendencia hacia la sostenibilidad y la innovación tecnológica.
