
Qatar ha sido el escenario de conversaciones entre los líderes de la República Democrática del Congo (RDC) y Ruanda, quienes se encuentran en un conflicto marcado por la violencia de los rebeldes. El presidente congoleño, Félix Tshisekedi, y su homólogo ruandés, Paul Kagame, han acordado avanzar en negociaciones para poner fin a un conflicto que se ha intensificado en el este de la RDC, según ha informado el mediador qatarí.
La reunión, que tuvo lugar en Doha el pasado martes, fue la primera entre ambos líderes desde el resurgimiento de hostilidades impulsadas por el grupo rebelde M23 a principios de este año. Se estima que más de 8,500 personas han perdido la vida en ataques contra el ejército congoleño y sus aliados, mientras los rebeldes han tomado importantes ciudades, como Goma, la capital de la provincia de Kivu del Norte, y Bukavu, capital de Kivu del Sur.
En un comunicado conjunto emitido por el Ministerio de Relaciones Exteriores de Qatar, Tshisekedi y Kagame reafirmaron su compromiso con un “alto el fuego inmediato e incondicional”. La reunión fue liderada por el jeque Tamim bin Hamad Al Thani, quien ha desempeñado un papel crucial como mediador en este conflicto.
Contexto del conflicto y tensiones regionales
El encuentro en Doha se produjo tras la retirada de los rebeldes del M23 de las conversaciones de paz directas con el gobierno de la RDC, que debían llevarse a cabo en Angola. Esta decisión se produjo después de que la Unión Europea anunciara sanciones contra los líderes del grupo. Las conversaciones de paz mediadas por Angola se habían interrumpido en diciembre pasado, cuando Ruanda exigió que Kinshasa se comprometiera a dialogar directamente con el M23.
Las relaciones entre Kinshasa y Kigali han estado marcadas por la desconfianza, en gran parte debido al conflicto de larga data en el este de la RDC, una región rica en recursos naturales. En este contexto, decenas de grupos armados, incluido el M23, luchan por el control del poder y de minerales como el oro y los diamantes. El gobierno congoleño ha acusado a Ruanda de brindar apoyo al M23, una afirmación respaldada por un grupo de expertos de la ONU. Por su parte, Ruanda ha negado estas acusaciones, insistiendo en que sus fuerzas solo están desplegadas en la frontera con la RDC por motivos de seguridad.
Las tensiones también han afectado las relaciones de Kigali con algunos de sus socios occidentales. Recientemente, el Reino Unido suspendió la ayuda a Ruanda en respuesta a la escalada de hostilidades. Además, el lunes, Ruanda cortó lazos diplomáticos con Bélgica, acusando a este país de instar a las naciones occidentales a imponer sanciones sobre Kigali. En respuesta, Bruselas expulsó a diplomáticos ruandeses y canceló acuerdos de cooperación con la antigua colonia.