Iguanas recorrieron 8.000 km en una épica travesía oceánica hacia Fiji hace 34 millones de años

In Ciencia y Tecnología
marzo 21, 2025

Hace aproximadamente 34 millones de años, los ancestros de las iguanas modernas emprendieron lo que podría considerarse el viaje más largo realizado por una especie de vertebrado terrestre no humano a través del agua. Este épico trayecto comenzó en la costa occidental de América del Norte, donde estas iguanas recorrieron cerca de 8,000 kilómetros, es decir, una quinta parte de la circunferencia terrestre, cruzando el océano Pacífico hasta llegar a las islas Fiji, según un reciente estudio científico.

Investigadores han utilizado evidencia genética para proponer que estas iguanas realizaron este extraordinario viaje a la deriva sobre vegetación flotante, posiblemente compuesta por árboles o plantas desarraigadas. Durante años, ha existido un debate entre los científicos sobre cómo llegaron las iguanas a Fiji. Anteriores teorías sugerían que una especie extinta de iguana había navegado desde las Américas sin un cronograma claro, mientras que otras postulaban que estos reptiles migraron a través de Asia o Australia. El autor principal del estudio, el Dr. Simon Scarpetta, profesor asistente en la Universidad de San Francisco, realizó esta investigación durante su beca postdoctoral en la Universidad de California en Berkeley.

Los hallazgos, publicados en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences, ayudan a esclarecer el misterio que rodea la llegada de estos reptiles a islas tan remotas. Scarpetta y su equipo se propusieron probar tanto las teorías de rafting sobre el agua como las de migración terrestre, además de otras hipótesis sobre el origen biogeográfico de las iguanas de Fiji. Comprender este tipo de dispersión acuática podría ofrecer nuevas perspectivas sobre cómo otras especies han colonizado áreas aisladas a lo largo del tiempo.

Un viaje inesperado

Las iguanas ya han demostrado su capacidad para sobrevivir viajes de larga distancia por mar. En un estudio de 1998, se registró que al menos 15 iguanas verdes aparecieron en las playas de Anguila, en el Caribe, en 1995, tras flotar cerca de 322 kilómetros desde Guadalupe en una balsa de árboles desarraigados. Este tipo de dispersión acuática, a menudo descrita como dispersión «sweepstakes», es un evento raro que permite a una especie colonizar áreas que, de otro modo, serían inalcanzables. Eventos climáticos extremos, como huracanes o inundaciones, pueden desarraigar vegetación y arrastrar animales junto con ella.

Para determinar cuándo llegaron las iguanas a Fiji, los investigadores analizaron los genes de 14 especies actuales de iguanas. Descubrieron que el pariente vivo más cercano de las iguanas de Fiji es el Dipsosaurus, una especie de iguana del desierto nativa del suroeste de Estados Unidos y del noroeste de México. La evidencia fósil apoya además la idea de que estas iguanas tienen su origen en América del Norte, ya que no se han encontrado fósiles de iguanas del desierto en ninguna otra parte del mundo. El análisis también sugiere que las iguanas de Fiji se separaron de sus ancestros americanos entre 34 y 30 millones de años atrás, coincidiendo con la formación volcánica del archipiélago de Fiji.

Aunque un viaje de meses a través del Pacífico puede parecer imposible, las iguanas están sorprendentemente bien equipadas para soportar tales travesías extremas. Estas criaturas, especialmente las que habitan en entornos desérticos, pueden sobrevivir a condiciones de calor extremo, hambre y deshidratación. Al ser ectotermos, no consumen muchos recursos alimenticios para mantener una temperatura corporal elevada, lo que les permite sobrevivir con menos alimentos durante periodos prolongados. Las estimaciones sugieren que un viaje a través del agua desde América del Norte hasta Fiji podría haber durado entre cuatro y doce meses, aunque simulaciones más recientes indican que el trayecto pudo haber sido más cercano a dos meses y medio a cuatro meses.

A pesar de los desafíos básicos de supervivencia, la escasez de alimentos probablemente no habría sido un obstáculo importante. Si fuera necesario, estos reptiles herbívoros podrían haberse alimentado de las matas de vegetación flotante. Los científicos esperan que el estudio de estos eventos de dispersión les permita predecir qué especies podrían sobrevivir a viajes largos sobre el agua, ofreciendo así nuevas perspectivas sobre cómo los animales se han dispersado a lo largo del planeta.

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