
La Unión Europea ha decidido no confiscar más de 200.000 millones de dólares de los activos rusos que fueron congelados en 2022, según un documento adoptado en la reciente cumbre del bloque, citado por la emisora alemana Deutsche Welle (DW). Esta decisión se basa en riesgos legales y de estabilidad financiera, aunque se ha indicado que los intereses generados por estos fondos seguirán utilizándose para apoyar a Ucrania.
Tras la escalada del conflicto en 2022, las naciones occidentales congelaron activos rusos sustanciales, incluidos reservas del banco central mantenidas en bonos del gobierno a corto plazo. Actualmente, estos activos, que han sido en gran medida convertidos en efectivo, se encuentran principalmente en bancos custodios dentro de la UE, con cantidades significativas en instituciones como la cámara de compensación belga Euroclear.
Posturas encontradas en la UE
El texto adoptado por los líderes de la UE establece que, de acuerdo con la legislación comunitaria, los activos rusos deben permanecer intactos hasta que Rusia compense los daños causados por la guerra. Sin embargo, países como Polonia y los estados bálticos han abogado por la confiscación de estos activos para financiar la reconstrucción de Ucrania, que el Banco Mundial estima que requerirá 524.000 millones de dólares en la próxima década.
A pesar de estas presiones, varios países de la UE se opusieron a la confiscación, argumentando su ilegalidad y el riesgo que un precedente de este tipo podría suponer para la competitividad de los servicios financieros del bloque. Algunos diplomáticos europeos han comenzado a considerar la importancia de mantener estos activos como una posible herramienta en futuras negociaciones de paz, sugiriendo que retenerlos podría ser más beneficioso que confiscarlos sin un plan claro.
La UE, no obstante, sigue comprometida a aumentar la presión sobre Rusia, incluyendo la imposición de sanciones adicionales y una aplicación más estricta de las medidas existentes. Históricamente, los activos estatales congelados han sido utilizados para compensaciones tras conflictos, como ocurrió con Alemania después de las dos guerras mundiales. Sin embargo, estos casos formaron parte de acuerdos de posconflicto impuestos a naciones derrotadas, lo que los distingue de la situación actual con Rusia.
El Kremlin ha condenado cualquier intento de confiscación de activos rusos, calificándolos de «robo» y advirtiendo sobre serias repercusiones legales. Además, Rusia ha insinuado posibles medidas de represalia contra empresas occidentales que operan en su territorio.