
Un nuevo estudio de la Universidad Tecnológica de Texas ha revelado que los perros pueden desempeñar un papel crucial en la identificación de infecciones en las vides causadas por un hongo altamente contagioso conocido como oídio. Este hongo afecta gravemente la calidad y cantidad de la uva, lo que, a su vez, puede tener un impacto negativo en la producción de vino. A pesar de la capacidad de los caninos para detectar estas infecciones a través del olfato, los científicos aún desconocen exactamente qué compuestos químicos están detrás de esta habilidad.
Investigación sobre compuestos volátiles en vides
La investigación, liderada por Nayelly Rangel, estudiante de posgrado en Texas Tech University, se presentará en la próxima reunión de la Sociedad Americana de Química (ACS). Rangel destaca que el oídio es una de las enfermedades más contagiosas que afectan a las plantas de vid y que su detección temprana es fundamental para evitar el uso excesivo de fungicidas, que son necesarios cuando la enfermedad se encuentra en etapas avanzadas.
Actualmente, los métodos de detección dependen de la observación visual de manchas grisáceas en las hojas de las plantas, un signo que indica que la infección ya está bastante avanzada. Por ello, los investigadores están analizando los compuestos químicos volátiles que emanan de las hojas infectadas, con el objetivo de mejorar la formación de los perros utilizados en los viñedos.
El equipo de investigación se ha propuesto identificar los compuestos orgánicos volátiles (COV) que liberan las hojas de vid en diferentes etapas de la infección por oídio. Para ello, han desarrollado un método que permite mantener las muestras de hojas intactas durante el proceso de entrenamiento de los perros. Las hojas se colocan en un vial y se introduce una fibra absorbente que captura los químicos del aire sobre la hoja, los cuales son luego analizados utilizando un cromatógrafo de gases acoplado a un espectrómetro de masas.
Hasta el momento, los resultados preliminares indican que las hojas sanas liberan menos compuestos volátiles con el tiempo en comparación con las hojas infectadas, que expulsan más COV a medida que la infección avanza. Esta diferencia en la emisión de olores podría ser clave para entrenar a los perros en la detección de infecciones tempranas.
El siguiente paso en la investigación consiste en analizar la composición química de los olores emitidos por las hojas en distintas fases de la infección. Una vez identificados algunos de los compuestos clave, los científicos presentarán cada uno de ellos a los perros y medirán sus respuestas, así como la cantidad mínima necesaria para la detección.
El objetivo final es establecer un estándar de diagnóstico basado en el olfato, desplazando así la tradicional identificación visual del oídio. Como menciona Paola Prada-Tiedemann, profesora de ciencia forense en Texas Tech University y líder del estudio, al crear un puente entre la química y el olfato canino, se busca encontrar una solución más eficiente para proteger las vides de esta enfermedad que puede devastar la producción vitivinícola. «Todos queremos un buen vino», concluye Prada-Tiedemann.
Más información: Evaluación de perfiles químicos de olor de Vitis vinifera: perfilado de olores para la identificación de patógenos, reunión de primavera de la Sociedad Americana de Química (ACS).