
Un reciente estudio de la Universidad de City St George’s en Londres ha puesto de manifiesto cómo la polarización ideológica se manifiesta de diferentes maneras según el nivel de desarrollo económico de los países. Este análisis, que abarca cuatro décadas de datos globales, revela que en los países de bajos ingresos la polarización se centra en cuestiones económicas y materiales, mientras que en las naciones más ricas, los debates más polarizantes giran en torno a temas sociales e identitarios.
La investigación, publicada en la revista Cross-Cultural Research, ha sido liderada por el Dr. Francesco Rigoli, quien utilizó datos del World Values Survey, un estudio que abarca más de un centenar de países a lo largo de varias oleadas. Su objetivo fue explorar cómo la modernización influye en las divisiones ideológicas y las complejidades que estas conllevan.
Polarización y modernización
Los hallazgos del estudio indican que en los países de bajos ingresos, las divisiones ideológicas están centradas en preocupaciones materialistas, tales como cuestiones económicas, inmigración y equidad de género. Sin embargo, a medida que las sociedades se modernizan, estas divisiones tienden a desplazarse hacia debates sobre libertades personales, como el aborto o el divorcio, y cuestiones identitarias. Este fenómeno se debe en parte a la polarización entre posturas conservadoras y liberales que predomina en las naciones más desarrolladas.
El Dr. Rigoli señala que los países en vías de modernización son más susceptibles a la polarización ideológica, debido a la tensión entre una cultura tradicional, arraigada en estilos de vida premodernos, y nuevas ideas radicales. En estos contextos, la educación juega un papel crucial, ya que en muchas ocasiones, la educación superior está reservada para una élite, lo que limita el acceso de la población general a una formación que podría mitigar estas divisiones.
La figura de los educados, que en los países de bajos ingresos suelen ser pocos y privilegiados, es significativa. Estos pueden tender a promover valores económicos que perpetúan la desigualdad y abogan por un mercado libre con mínima intervención estatal, lo que, a su vez, puede agudizar las tensiones políticas y sociales.
El Dr. Rigoli concluye que la creciente agitación política en el mundo, desde las protestas económicas en naciones en desarrollo hasta los intensos debates sobre cuestiones sociales en democracias occidentales, hace que la comprensión de las raíces de la polarización ideológica sea más relevante que nunca. Los resultados del estudio proporcionan una perspectiva valiosa sobre los retos políticos que enfrentan los países en diferentes etapas de desarrollo.
Asimismo, se sugiere que los responsables de la formulación de políticas deben considerar las vulnerabilidades específicas de cada país, que dependen en parte de su nivel de modernización, al diseñar intervenciones efectivas para mitigar las consecuencias negativas de la polarización y fomentar la cohesión social.