
El impacto emocional de las relaciones con la inteligencia artificial
Las relaciones sentimentales con máquinas, hasta hace poco un tema exclusivo de la ciencia ficción, han cobrado realidad gracias a los avances en inteligencia artificial (IA). Asistentes virtuales como Replika y Character.AI han sido diseñados para fomentar vínculos emocionales con los usuarios. Recientes investigaciones del MIT Media Lab y OpenAI, la empresa detrás de ChatGPT, han explorado el impacto de estas interacciones. Los estudios analizan cómo estos vínculos pueden servir como paliativos ante la soledad, al tiempo que advierten sobre los riesgos de dependencia emocional que, en casos extremos, pueden llegar a ser perjudiciales para la salud mental.
La investigación de OpenAI ha recopilado más de cuatro millones de conversaciones y ha encuestado a 4.000 personas sobre sus experiencias con chatbots. Los resultados revelan que los usuarios intensivos de ChatGPT, aquellos que interactúan con la plataforma de manera frecuente, tienden a desarrollar una dependencia emocional considerable. Algunos testimonios, como el de una usuaria que elige un acento británico por su efecto reconfortante, destacan cómo estas interacciones pueden mejorar el bienestar emocional. Sin embargo, los estudios también muestran que, para un pequeño grupo de usuarios, la intensidad de estas relaciones puede ser desproporcionada, generando una dependencia que podría llevar a un mayor aislamiento social.
Los investigadores del MIT han identificado patrones de interacción entre los usuarios, que van desde aquellos que son socialmente vulnerables hasta los que utilizan la IA de manera casual y equilibrada. Este último grupo presenta una menor dependencia emocional. Los científicos han subrayado la necesidad de continuar investigando los efectos a largo plazo de estas relaciones y de diseñar chatbots que promuevan interacciones saludables sin fomentar la dependencia. Además, las voces atractivas de los asistentes virtuales parecen aumentar el bienestar psicosocial, aunque su uso excesivo puede resultar en un mayor aislamiento. La experta Cecilia Danesi, codirectora del máster en gobernanza ética de la IA, enfatiza la importancia de considerar el impacto de estas tecnologías en colectivos vulnerables y de establecer normativas que protejan a los usuarios, en particular en el contexto de los llamados «neuroderechos», que buscan salvaguardar la integridad del cerebro humano frente al avance de la tecnología.