
La Amenaza del “Invierno Cuántico” para Europa
España y el resto de la Unión Europea se encuentran ante el riesgo de un “invierno cuántico”, una situación que podría poner en jaque su capacidad de innovación en un campo tecnológico considerado más disruptivo que la revolución digital. A pesar de que la mecánica cuántica tuvo sus inicios en Europa a principios del siglo XX, el continente ha visto cómo Estados Unidos y China han tomado la delantera en el desarrollo de aplicaciones basadas en esta ciencia. Esto se debe a una combinación de factores, incluyendo la fragmentación regulatoria, la escasez de inversión privada y la falta de una estrategia unificada en la materia. Un reciente informe del Real Instituto Elcano y Tecnalia destaca que “la revolución cuántica no es una opción, es un imperativo estratégico” para Europa.
El informe señala que Europa ha dejado en manos de otros el desarrollo de tecnologías cuánticas, a pesar de que estas tienen el potencial de transformar sectores clave como la ciberseguridad, la industria, la salud y la defensa. El director de NEXT – Quantum Technologies en Tecnalia, Íñigo Arizaga, advierte que el continente no está aprovechando con la rapidez necesaria las oportunidades que ofrecen estas tecnologías. La investigación y el desarrollo en este ámbito son esenciales no solo para el crecimiento económico, sino también para mantener la soberanía tecnológica y la seguridad digital en un contexto geopolítico cada vez más tensionado.
Sin embargo, el informe también sugiere que aún hay margen para que Europa recupere su liderazgo en el campo cuántico, especialmente en áreas como los chips cuánticos y los sensores, donde la competencia global es menor. Para lograrlo, se requiere una inversión significativa en infraestructuras científico-tecnológicas, así como una mejor coordinación entre el sector público y privado. La creación de iniciativas como Quantum Spain y otros proyectos en el ámbito europeo son pasos en la dirección correcta, pero es fundamental que estos esfuerzos se acompañen de una mayor inversión privada y una transferencia efectiva del conocimiento hacia aplicaciones prácticas. Solo así podrá Europa evitar el estancamiento y posicionarse como un actor relevante en la próxima era cuántica.