
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha decidido aumentar los aranceles sobre los productos chinos hasta un 125% como respuesta a las medidas de represalia impuestas por Pekín. Esta decisión se produce en un contexto de creciente tensión comercial entre las dos principales economías del mundo.
En un mensaje publicado en su plataforma Truth Social, Trump argumentó que esta medida es necesaria debido a la falta de respeto que, según él, China ha mostrado hacia los mercados globales. “Basado en la falta de respeto que China ha mostrado a los mercados del mundo, estoy aumentando el arancel que se cobra a China por parte de los Estados Unidos de América al 125%, con efecto inmediato”, escribió el mandatario.
Trump expresó su esperanza de que Pekín comprenda que “estafar a los Estados Unidos y a otros países ya no es sostenible ni aceptable”. Este anuncio se produce pocas horas después de que el Ministerio de Finanzas chino informara sobre un aumento de aranceles del 84% a los productos estadounidenses, en respuesta a la reciente escalada de tarifas por parte de Washington.
Escalada de la guerra comercial
La escalada de esta guerra comercial comenzó en marzo, cuando Trump impuso un arancel del 20% a todos los productos chinos. La semana pasada, se añadió un 34% adicional, lo que llevó a Pekín a responder con un incremento similar. Esta dinámica de represalias ha caracterizado las relaciones comerciales entre ambos países en los últimos meses.
Además, Trump anunció una pausa de 90 días y un “arancel recíproco sustancialmente reducido durante este período, del 10%, también con efecto inmediato”, que se aplicará a una serie de naciones con las que Estados Unidos ha impuesto aranceles recientemente. Según el presidente, más de 75 países han contactado a los Departamentos de Comercio, Tesorería y la Oficina del Representante Comercial de Estados Unidos, expresando su disposición a discutir barreras comerciales, aranceles, manipulación de divisas y tarifas no monetarias.
Trump también destacó que, a diferencia de China, “estos países no han, a mi fuerte sugerencia, retaliado de ninguna manera contra los Estados Unidos”. Este enfoque sugiere un intento por parte de la administración estadounidense de diferenciar su trato hacia otras naciones en comparación con su relación con Pekín, en un momento en que las tensiones comerciales continúan en aumento.