El auge de la demanda energética: ¿pueden las energías renovables hacer frente al reto?

In Economía
abril 13, 2025

La creciente demanda de electricidad en Estados Unidos, impulsada en parte por tecnologías que consumen grandes cantidades de energía como la inteligencia artificial, plantea retos significativos para el sector energético. Expertos advierten que, si bien las energías renovables son cruciales para el futuro, no serán suficientes por sí solas para satisfacer esta demanda creciente. En este contexto, las empresas del sector energético se ven obligadas a adaptarse a un entorno de financiación incierto, que incluye congelamientos de fondos, eliminación de subsidios y la imposición de aranceles sobre componentes clave.

Aseem Kapur, director de ingresos de GM Energy, parte de General Motors, señala que la demanda de energía en EE. UU. podría aumentar más de un 16% en los próximos cinco años, contrastando con el crecimiento promedio del 0.5% anual entre 2001 y 2024. Este cambio en la dinámica energética ha llevado a las utilidades a enfrentar una presión sin precedentes, lo que subraya la necesidad de un enfoque más equilibrado en la generación y distribución de energía.

Desafíos y Oportunidades en el Sector Energético

Las empresas de energías renovables han dependido históricamente de subsidios para superar sus etapas iniciales. Sin embargo, la administración de Donald Trump ha manifestado una postura clara en contra de estas ayudas, promoviendo desde el inicio de su mandato una era de exploración y producción de combustibles fósiles. En un decreto ejecutivo, Trump prometió «desencadenar» un aumento en la producción de combustibles fósiles, al tiempo que eliminó subsidios considerados injustos que favorecían a los vehículos eléctricos sobre otras tecnologías.

Un estudio de la Administración de Información Energética de EE. UU. de 2022 revela que el 46% de los subsidios federales energéticos estaban relacionados con las energías renovables, lo que las convierte en la porción más grande del sector energético. A pesar de ello, los subsidios a los combustibles fósiles se convirtieron en un costo neto para el gobierno el año pasado, lo que refleja un cambio significativo en la política energética estadounidense.

Ross Meyercord, CEO de Propel Software, indica que las empresas de energía limpia son capaces de afrontar tanto una disminución de subsidios como un aumento de aranceles, aunque afrontar ambas situaciones simultáneamente podría generar una tensión considerable en el mercado. Esta situación podría tener efectos negativos en la red eléctrica y en aquellos que dependen de ella.

A pesar de la resistencia al cambio, Kapur subraya que la transición energética dependerá de factores económicos concretos. Las energías solar y de almacenamiento están alcanzando paridad de costos en muchas regiones, e incluso en algunos casos están por debajo del coste de producción de energía a partir de combustibles fósiles. Esto pone de manifiesto que la viabilidad económica de las energías renovables está en constante evolución, a medida que nuevas tecnologías emergen y se desarrollan.

En Texas, el panorama es igualmente complejo. Aunque el fiscal general del estado, Ken Paxton, ha expresado sentimientos anti-renovables en favor del carbón, los datos muestran que la energía eólica representa el 24% del perfil energético del estado. Esto sugiere que cualquier fuente de energía que demuestre ser viable y coste-efectiva tiene cabida en el futuro energético del estado.

Whit Irvin Jr., CEO de Q Hydrogen, resalta que los combustibles fósiles seguirán desempeñando un papel significativo en el ecosistema energético durante décadas. La necesidad de innovación en tecnologías que permitan una escalabilidad masiva y una reducción de las emisiones de carbono es fundamental. Irvin destaca que su empresa está trabajando en la apertura de la primera planta de energía de hidrógeno renovable del mundo que será económicamente viable sin necesidad de subsidios, demostrando que es posible avanzar hacia un futuro energético más sostenible sin depender exclusivamente del apoyo estatal.

En conclusión, el futuro del sector energético en EE. UU. está en un punto de inflexión. Las empresas deben navegar por un entorno de políticas fluctuantes y desafíos económicos, mientras buscan innovar y adaptarse a las crecientes demandas de un mundo cada vez más digitalizado. La colaboración entre sectores privados y públicos será crítica para garantizar la estabilidad y sostenibilidad del sistema energético.

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