
La Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) ha revisado a la baja sus previsiones sobre la demanda de petróleo para los años 2025 y 2026. Este ajuste se produce en un contexto global marcado por las tensiones comerciales impulsadas por la administración del expresidente Donald Trump, quien ha implementado aranceles significativos que han comenzado a afectar el crecimiento económico mundial.
Según el último informe mensual de la OPEP, la demanda de crudo crecerá en 1.3 millones de barriles diarios este año y el siguiente, una reducción de aproximadamente 150,000 barriles diarios respecto a sus estimaciones anteriores. Además, la OPEP ha disminuido su pronóstico de crecimiento económico global al 3% y 3.1% para 2025 y 2026, respectivamente, lo que representa un ajuste de 0.1% en cada caso.
Impacto de la guerra comercial de EE. UU.
La OPEP ha señalado que, aunque el inicio del año mostró una tendencia de crecimiento estable, las dinámicas comerciales recientes han introducido una mayor incertidumbre en el panorama económico global. Los aranceles del 145% impuestos a China, que es la segunda economía más grande del mundo y el mayor importador de crudo, están afectando no solo a su economía, sino también a la de otros países interconectados.
Tras la implementación de estas medidas, el cartel ha acordado aumentar la producción de petróleo a partir de mayo, a pesar de las proyecciones de una demanda más baja y un crecimiento económico más suave. Esta decisión de aumentar la producción se produce en un momento en que los precios del petróleo han caído aproximadamente un 13% desde el anuncio de los aranceles el 2 de abril, lo que refleja la complejidad de equilibrar la oferta y la demanda en un mercado tan volátil.
A pesar de estos desafíos, los futuros del crudo estadounidense y del referente global Brent mostraron un leve incremento superior al 1% en la jornada del lunes, lo que subraya la resiliencia de ciertos sectores frente a las tensiones comerciales. En este contexto, es crucial observar cómo se desarrollarán las negociaciones comerciales y las respuestas de los actores globales, especialmente aquellos que, a pesar de las adversidades, han mantenido un enfoque soberano en sus políticas económicas.