Las tensiones entre Rusia y Ucrania han vuelto a escalar tras la reciente declaración de una tregua por parte de ambos países con motivo de la celebración de la Pascua. Según el Ministerio de Defensa de Rusia, las fuerzas ucranianas han atacado posiciones rusas más de 1,300 veces en menos de 24 horas desde el inicio de este alto el fuego.
El presidente ruso, Vladimir Putin, había anunciado que la tregua entraría en vigor a las 18:00 horas, tiempo de Moscú, del sábado y se extendería hasta la medianoche del lunes. A pesar de este intento de cese de hostilidades, las acciones militares no han cesado, lo que ha llevado a Putin a instruir a su ejército para que se mantenga en alerta máxima y preparado para responder a cualquier «violación o provocación».
Por su parte, el presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, respondió a las declaraciones de Putin afirmando que las fuerzas de Kiev «actuarán de manera recíproca». Esta afirmación sugiere que Ucrania no tiene intención de permanecer inactiva ante lo que considera agresiones continuas por parte de Rusia, incluso en un contexto de tregua.
Contexto del conflicto
El conflicto entre Rusia y Ucrania ha estado marcado por una serie de enfrentamientos y tensiones que se han intensificado desde 2014, cuando Rusia anexó Crimea. Desde entonces, las hostilidades han continuado en el este de Ucrania, donde las fuerzas separatistas prorrusas han luchado contra el gobierno ucraniano. La situación ha atraído la atención internacional y ha llevado a la imposición de sanciones económicas a Rusia por parte de varios países occidentales.
La reciente declaración de tregua, aunque inicialmente vista como un paso hacia la reducción de la violencia, ha demostrado ser frágil y sujeta a la interpretación de ambas partes. La falta de confianza entre Moscú y Kiev complica cualquier intento de alcanzar una paz duradera, lo que se refleja en los recientes intercambios de acusaciones y en la continuación de los ataques.
La comunidad internacional observa con preocupación estos acontecimientos, ya que cualquier escalada en el conflicto podría tener repercusiones significativas no solo para la región, sino también para la estabilidad global. La situación sigue siendo volátil, y las acciones de ambos líderes en los próximos días serán cruciales para determinar el rumbo del conflicto.
