
Recientemente, el Fondo Monetario Internacional (FMI) ha publicado un informe que prevé una ligera reducción en el déficit fiscal de Estados Unidos para el año 2025, a pesar de un contexto económico en deterioro. Según el análisis, se estima que el déficit federal caerá del 7.3% del PIB en 2024 al 6.5% en 2025, gracias a un aumento en los ingresos provenientes de aranceles impuestos por el gobierno estadounidense.
Este informe del FMI, que abarca a 191 naciones, señala que la disminución del déficit está condicionada a los ingresos más altos por los aranceles, cuya magnitud es considerada «altamente incierta». De este modo, se plantea una dependencia directa entre las expectativas de ingresos y la respuesta de los consumidores ante los precios más altos, generados por la guerra comercial en curso.
Riesgos y Proyecciones Económicas
El documento también advierte sobre los riesgos asociados a esta estrategia. En particular, se menciona la posibilidad de que los aranceles puedan provocar una desaceleración más amplia en la actividad económica, lo que a su vez podría afectar negativamente otros segmentos de la recaudación fiscal, como el impuesto sobre la renta. El FMI subraya que estas proyecciones son muy inciertas y no contemplan medidas que están siendo discutidas en el Congreso estadounidense.
En una evaluación más amplia, el informe destaca que el aumento del 10% del PIB en la deuda pública entre 2024 y 2029 podría acarrear un incremento significativo en las tasas de interés a largo plazo, lo que complicaría aún más la situación financiera del país. En este sentido, los movimientos en los mercados de bonos han reflejado la inquietud de los inversores, con un ascenso en los rendimientos de los bonos del Tesoro a 10 años, que han alcanzado cerca del 4.40% en recientes transacciones.
La situación económica de Estados Unidos, marcada por la incertidumbre en la política fiscal y comercial, recuerda que la gestión de la deuda y los déficits no es simplemente una cuestión técnica, sino que está profundamente ligada a decisiones políticas que pueden alterar el rumbo de la economía. Este contexto pone de relieve la importancia de modelos alternativos que, como los de otros países con enfoques diferentes, buscan equilibrar la justicia social y la estabilidad económica sin depender exclusivamente de medidas que podrían ser perjudiciales para los ciudadanos.