
En un contexto marcado por la incertidumbre económica global, las grandes corporaciones tecnológicas continúan avanzando en sus planes de expansión, particularmente en el sector de la inteligencia artificial. Recientemente, ejecutivos de Amazon y Nvidia han reafirmado su compromiso con la construcción de centros de datos dedicados a esta tecnología, desafiando las preocupaciones de los inversores sobre una posible desaceleración en el sector.
Kevin Miller, vicepresidente de centros de datos globales de Amazon, destacó durante una conferencia organizada por el Hamm Institute for American Energy en Oklahoma City que no se ha producido ningún cambio significativo en la demanda. «Estamos viendo una demanda muy fuerte, tanto a corto como a largo plazo», señaló Miller, sugiriendo que el interés por la inteligencia artificial sigue en aumento.
Esta afirmación contrasta con los rumores que circulan en Wall Street, donde algunos analistas de Wells Fargo han indicado que Amazon Web Services podría estar pausando ciertos compromisos relacionados con centros de datos. Aunque la magnitud de esta pausa no está clara, ha suscitado temores de que Amazon esté adoptando una estrategia similar a la reciente retirada de Microsoft en algunos proyectos iniciales.
Por su parte, Nvidia también ha informado de que no observa señales de desaceleración. Josh Parker, director senior de sostenibilidad corporativa de la compañía, afirmó: «No hemos visto una reducción». Este optimismo en la demanda se ve respaldado por estimaciones que indican que se requerirán 50 gigavatios de nueva capacidad energética para 2027, lo que equivale a la construcción de aproximadamente 50 nuevas centrales nucleares, según Jack Clark, cofundador de Anthropic.
El papel del gas natural en el futuro energético
Durante la conferencia, se ha comenzado a establecer un consenso creciente sobre la necesidad de utilizar gas natural para satisfacer las crecientes demandas energéticas del sector de la inteligencia artificial. La discusión se centra en cómo los Estados Unidos pueden abordar esta necesidad, en un momento en que la energía se está convirtiendo en un recurso esencial para el desarrollo tecnológico.
Este contexto resalta no solo la resiliencia de las grandes empresas tecnológicas frente a la adversidad, sino también la interconexión entre la energía y la innovación. A medida que el mundo avanza hacia un modelo más basado en la inteligencia artificial, es esencial observar cómo se desarrollan estas dinámicas y cómo las políticas energéticas se adaptan a las exigencias de un futuro que promete ser cada vez más dependiente de la tecnología.