
Cinco años después de que la pandemia obligara a los niños a recibir instrucción remota, dos tercios de los alumnos estadounidenses de cuarto grado aún no pueden leer al nivel correspondiente. Las puntuaciones de lectura se sitúan 2 puntos porcentuales por debajo de los niveles de 2022 y 4 puntos por debajo de los niveles de 2019. Estos datos provienen del informe 2024 de la Evaluación Nacional del Progreso Educativo, una clasificación estatal a veces llamada «el boletín de notas de América», lo que ha llevado a los educadores a buscar urgentemente formas de mejorar las habilidades de lectura.
Muchos distritos escolares han adoptado un currículo de alfabetización basado en evidencia conocido como «la ciencia de la lectura», que pone un énfasis crítico en la fonética como componente esencial. Las estrategias de fonética comienzan enseñando a los niños a reconocer letras y a hacer los sonidos correspondientes. Luego avanzan a la manipulación y mezcla de sonidos iniciales para leer y escribir palabras simples, como combinar «b» o «c» con «-at» para formar «bat» y «cat». Con el tiempo, los estudiantes aprenden a combinar familias de palabras más complejas y a leerlas en cuentos breves para mejorar la fluidez y la comprensión.
La fonética y sus limitaciones
Los defensores de este currículo celebran su fundamentación en la ciencia del cerebro, y se ha atribuido a la ciencia de la lectura el haber ayudado a los estudiantes de Luisiana a superar sus puntuaciones de lectura anteriores a la pandemia el año pasado. Sin embargo, en la práctica, Luisiana utilizó una variedad de enfoques de la ciencia de la lectura más allá de la fonética, ya que diferentes estudiantes tienen diferentes necesidades de aprendizaje, por diversas razones.
A pesar de los beneficios que la fonética puede ofrecer, especialmente a estudiantes con dificultades de lectura o dislexia, también presenta desafíos para algunos alumnos, particularmente aquellos que forman parte de poblaciones neurodivergentes, como los que tienen trastorno del espectro autista o trastorno por déficit de atención e hiperactividad. Estos estudiantes aprenden e interactúan de manera diferente que sus compañeros de clase, y suelen tener fortalezas y dificultades distintas en el reconocimiento de palabras, la fluidez lectora y la comprensión.
Un enfoque más equilibrado para la enseñanza de la lectura, conocido como alfabetización equilibrada, permite a los educadores enseñar de múltiples maneras, promoviendo un aprendizaje más inclusivo. Este enfoque se basa en la idea de que los niños deben aprender palabras a través de la literatura auténtica, en lugar de sólo a través de listas de palabras. La alfabetización equilibrada fomenta la adquisición de la lectura mediante la utilización de estrategias diversas que apoyan el aprendizaje y la comprensión.
Además, se ha evidenciado que un currículo verdaderamente equilibrado debe ser flexible y adaptarse a las necesidades de cada estudiante. La insistencia en un único método de enseñanza puede resultar perjudicial, ya que no todos los niños responden de la misma manera a la enseñanza basada en fonética. En cambio, un enfoque que combine aspectos de la fonética con la alfabetización equilibrada podría resultar más efectivo, asegurando que todos los estudiantes tengan la oportunidad de alcanzar un nivel de lectura adecuado.
Con la creciente preocupación por los resultados de lectura en Estados Unidos, es fundamental que tanto educadores como padres adopten estrategias que promuevan una experiencia de aprendizaje rica y variada. La conexión entre el hogar y la escuela es vital para fomentar el interés por la lectura, y se debe incentivar a los padres a practicar la lectura en casa con sus hijos, utilizando materiales que sean atractivos y variados.
La implementación de una variedad de métodos de enseñanza, que incluya tanto la fonética como la lectura de literatura rica y diversa, no solo beneficiará a los estudiantes con dificultades, sino que también ayudará a todos los niños a desarrollar una comprensión más profunda y significativa de la lectura. Un enfoque que valore la diversidad de estilos de aprendizaje será clave para mejorar los resultados en alfabetización en el futuro cercano.