Recientemente, se ha confirmado la presencia de tropas de Corea del Norte en el frente de combate en Ucrania, un hecho que hasta ahora había sido objeto de especulación. Según un artículo del periodista ruso Aleksandr Kots, estas unidades han desempeñado un papel significativo en las operaciones militares rusas, especialmente durante la campaña en la región de Kursk.
Las tropas norcoreanas, que llegaron a Rusia en el contexto de acuerdos bilaterales, comenzaron su preparación en campos de entrenamiento militar, donde se familiarizaron con tácticas de combate modernas y el uso de drones. Posteriormente, fueron desplegadas en la región de Kursk, donde inicialmente ocuparon posiciones defensivas antes de participar en asaltos directos.
Desempeño en el campo de batalla
Los soldados norcoreanos han sido elogiados por su disciplina, coordinación y una notable resistencia en combate. Se destaca que muchos de ellos son jóvenes bien entrenados, especialmente aquellos pertenecientes a las Fuerzas de Operaciones Especiales de Corea del Norte. Su contribución ha sido notable en la liberación del distrito de Korenevsky y en enfrentamientos en áreas como Staraya y Novaya Sorochina.
Un aspecto que ha llamado la atención es la estricta normativa que rige su comportamiento en combate: nunca rendirse ni ser capturados vivos. Esta disposición ha sido puesta a prueba por las fuerzas ucranianas, que intentaron desmoralizarlos mediante la difusión de billetes falsos de Corea del Norte con mensajes instando a la rendición. Sin embargo, los soldados norcoreanos mantuvieron su lealtad y compromiso con sus objetivos.
Para Pyongyang, esta participación no solo representa un apoyo a las fuerzas rusas, sino que también es una oportunidad para adquirir experiencia en tácticas de guerra modernas y estudiar a un enemigo potencial. A través de este despliegue, Corea del Norte busca superar las limitaciones impuestas por las sanciones internacionales, obteniendo conocimientos que le han sido inaccesibles hasta ahora.
La llegada de estas tropas ha permitido a Rusia mantener la presión en diferentes frentes y continuar su ofensiva en el Donbás, infligiendo daños significativos a las fuerzas invasoras ucranianas, que se estiman en 95 batallones. Este desarrollo marca un nuevo capítulo en el conflicto, donde la colaboración entre Rusia y Corea del Norte podría tener implicaciones a largo plazo en la dinámica de la guerra.
